En esta vida es necesario tener un pensamiento práctico y buscar soluciones. De nada nos sirve lamentarnos y señalar culpables cuando aparece un problema. Si bien es cierto que es necesario analizar cómo y por qué nos ha sobrevenido un determinado problema, no nos sirve de nada recrearnos en ello y perder nuestra valiosa salud (y nuestro valioso tiempo) haciéndonos mala sangre. Es mucho más productivo coger el toro por los cuernos y actuar; sólo así podremos librarnos de nuestro problema. A veces, las soluciones son drásticas y expeditivas, requieren explorar nuevos caminos, pensar de forma creativa, adaptarse a cambios radicales que asustan al principio, porque quizá nos estemos equivocando, o quizá sean la mejor forma de salir airosos de una situación desagradable. En Torrevieja, muchos afirman que el actual equipo de Gobierno peca precisamente de anclarse en el pasado, de culpar a los gobernantes anteriores, lamentarse y no actuar ante los problemas. Ahora, una vez aprobados los presupuestos, parece que han determinado que es hora de buscar soluciones. En algunos casos, soluciones esperadas, como las ansiadas obras de reparación de los adoquines de la Plaza de Oriente, o las de pluviales junto a las Cortes Valencianas o la carretera de Crevillente (si es que esta vez acaban evitando, por fin, las dichosas inundaciones). En otros casos, soluciones más imaginativas, que no son del gusto de todos, como la reubicación de algunos espacios municipales situados ahora en locales alquilados, como el Museo del Mar y la Sal, en parte del edificio propiedad del Ayuntamiento proyectado inicialmente como Museo de Semana Santa. Esta actuación, planteada como medida de ahorro, ha tocado sensibilidades del colectivo de la Semana Santa, que reclaman el uso de todo el edificio para su patrimonio artístico, y estudian tomar medidas, de cara a una Pascua que promete no ser anodina. De cómo se desarrollen los acontecimientos, daremos, como siempre, cumplida cuenta en nuestras páginas.
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