Estamos, creo, ante dos segmentos de la sociedad que van a dar mucho que hablar en este siglo; de hecho, ya se están movilizando, y con mucha razón. Ya era hora. Lo lamentable es que la gente joven no salga a la calle a intentar cambiar tanto atropello, tanta injusticia y tanta desigualdad. Los jubilatas están hasta los huevos de que les engañen, y las mujeres hasta los ovarios de tanto atropello. Y escribo hoy con una tristeza brutal no por estas cuestiones, que también, sino porque se me está muriendo un amigo del alma, y eso me deja casi paralizado para escribir y para otras cosas, claro. Pero seguimos, y no entiendo cómo todavía sigue el presidente del Banco de España en su cargo cuando ha osado a meterse con los jubilados, desde una posición la suya de todopoderoso señor puesto por el Gobierno. Y no entiendo por qué la banca no nos devuelve a todos una buena parte del dinero que les hemos dejado y así llenar la hucha de las pensiones. ¿Por qué no? Y no entiendo cómo el arzobispo de Valencia vende un edificio que vale algo más de dos millones de euros y el señor Camps lo compró por casi siete, con dinero de todos los valencianos. Y tampoco entiendo la razón profunda de la Junta Mayor de Cofradías para que un edificio público, pagado por todos, tenga que ser para uso y disfrute exclusivamente del asunto religioso, o sea, para ellos, sobre todo sabiendo que el Ayuntamiento está pagando ingentes cantidades de dinero en locales privados para uso público. Y no entiendo por qué la Iglesia nuestra no hace una «huchica» y con todo el dinero que deja de pagar por el IBI de sus inmuebles compran un inmueble para albergar sus cosas. En fin, que no entiendo, y hoy menos, demasiadas cosas. Me queda mucho por aprender. Sin embargo, sí entiendo a Domingo Soler cuando dice que al equipo de Gobierno municipal (y él se incluye) le falta un proyecto de futuro para la ciudad, que tenemos que luchar todos por dar calidad para que las inversiones vengan, y que necesitamos también el apoyo de todos los organismos oficiales, todos, para incentivar el futuro de Torrevieja, ya sea con buenos paseos marítimos o con infraestructuras básicas esenciales. Pues lo entiendo perfectamente, porque yo he escrito alguna vez que otra en esa misma línea… Y me costó un serio disgusto, joder. Suerte y hasta el próximo número.
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