En estos últimos días se viene hablando mucho sobre las subidas del petróleo y los hidrocarburos derivados del mismo, como son la gasolina, el gasoil, etc. y la verdad es que éstas están dañando mucho nuestras economías, pues inciden en el transporte de prácticamente todas las mercancías que venimos consumiendo en nuestros domicilios y, por lo tanto, influye muy negativamente en nuestro IPC, que este pasado mes ha alcanzado el 4’7 en nuestro país, con una correlación con el precio del Euribor, pues, nuestra inflación está elevando la media europea en 1’6 puntos, influyendo muy negativamente en el precio del dinero.
El petróleo es un bien común que lo produce el proceso natural de la evolución de nuestra tierra, por lo tanto, debería estar al alcance de cualquiera, ya que su verdadero coste está en el proceso de la localización y su extracción de la misma, y no debería ser un instrumento de poder y de enriquecimiento de unos pocos, que amasan fortunas incalculables a costa de unos muchos, impidiendo, en muchos casos, los procesos de desarrollo social y político de muchos países pobres.
¿Por qué lo llamo pecado de estructura? Pues, precisamente, por lo que acabo de exponer, que, siendo un bien común de la naturaleza, solamente disfrutan de él unos pocos privilegiados.
El petróleo no solamente es explotado por los grandes magnates, sino también por algunos gobiernos que incluyen en sus precios de coste el impuesto especial de hidrocarburos y que, en nuestro caso, casi se llega al 50% de su precio de venta al público, o sea, que, de cada litro de gasoil que echamos en nuestros coches, le entregamos al estado la mitad de su precio en impuestos, los cuales está previsto subírnoslos en la presente legislatura, pues la caída de nuestra actividad industrial y el sector de la construcción está generando, junto con el desempleo, una bajada muy sensible en los ingresos del estado, que nos llevará seguramente a un déficit público y, para financiarlo, precisará elevar los impuestos.
El presidente de nuestro vecino país Francia ya ha dejado caer la posibilidad de que, bajo su presidencia de la Unión Europea, se estudie la posibilidad de bajar los impuestos especiales de hidrocarburos, lo que abarataría el coste de los mismos y activaría las respectivas economías, hecho que, a simple vista, parece muy lógico.
Yo pienso que nuestro Gobierno, aunque manifiesta en el parlamento que está tomando medidas, debería clarificar la situación ante los ciudadanos y exponer claramente los problemas que tenemos en nuestra economía, y qué soluciones está tomando o va a tomar, de tal manera que nos hiciésemos conscientes y, consecuentes, prestásemos nuestra colaboración en asumir la mala situación y trabajar conjuntamente para salir de ella. Esto evitaría las huelgas de algunos sectores económicos de nuestro país, que lo único que consiguen es un perjuicio para todos.
No es la primera vez que, en algún país de Europa, pongamos por ejemplo Alemania, cuando ha estado en situaciones parecidas, sus ciudadanos han prestado toda su ayuda y colaboración al estado para salir cuanto antes de una mala situación. Yo creo que deberíamos tomar ejemplo y obrar en consecuencia.
Carlos García
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