Después de tantas fiestas, o semifiestas para muchos, volvemos de nuevo a las tareas normales de cada semana, un poco perdidos al principio, pero enseguida cogeremos el ritmo, y si no, ahí nos llega el próximo fin de semana, un tanto especial también con el lunes festivo de nuevo.
Muchos han sido los establecimientos que durante esta larga Semana santa -con San José incluido- han abierto sus puertas todos o casi todos los días, en un esfuerzo por activar ese pulso comercial de la ciudad, que se encuentra tan deprimido últimamente, intentando plantar cara a su vez a esos centros comerciales que con su apertura continua mueven al personal hacia ellos casi exclusivamente.
Y es que parece ser que por fin se empieza a reaccionar, a darnos cuenta de que hay que competir y adaptarse a los tiempos, a las circunstancias actuales, aunque no nos gusten demasiado.
Lo siguiente tendrá que ser acondicionar los horarios a los clientes, para que cuando salgan del trabajo puedan quedarse a comprar por el centro, sin tener que desplazarse «obligatoriamente» al encontrarse todo cerrado en esta zona.
Quizá no se trate tanto de alargar el horario, como muchos piensan, como de adaptarlo a las necesidades de los clientes potenciales, ofreciéndoles atractivos adicionales, si es posible, que les haga apetecible quedarse a disfrutar de todo lo bueno que tiene el centro.
Ahora que viene el buen tiempo y apetece más salir a pasear, disfrutando de esas primeras horas del anochecer, con los establecimientos abiertos, dando vida y alegría a esta ciudad, que cuenta además con tantos atractivos naturales, podría ser una oportunidad que habrá que aprovechar, como otras muchas.
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