“Algo tendrá el agua cuando la bendicen”, que decía mi santa madre, y digo yo, algo tendrá este concurso cuando ha desbancado en su horario de tarde a productos tan buenos como “¿Quiere ser millonario?”, “Uno contra cien”, o “Allá tú”. Dos millones y medio de telespectadores se asoman a esa hora de la tarde de lunes a domingo para seguirlo.
¿Dónde está el secreto? Muy sencillo, el concurso culturalmente no es nada del otro mundo, pero si lo presenta un tío, como se dice ahora, “enrollao”, que hace del chascarrillo y la complicidad con invitados y público su bandera, y, para más INRI, se lleva como ayudantes del concursante a gente tan dispar como puede ser Miss España, que en un alarde de cultura llega a decir que el rey de la selva es… el gato con botas, o una Paz Padilla que no deja títere con cabeza, la diversión está asegurada.
La verdad que a veces estos invitados, más que ayudar al que se juega los cuartos, lo que hacen es ponerle impedimentos, por las meteduras de pata que hacen, pero si todo ello se hace en pro de que el concurso no se ciña al estereotipo meramente cultural, merece la pena.
La parte desde luego más emocionante es el Rosco Final, que es donde realmente el concursante, sin apoyo escénico, debe sacarse las castañas del fuego, aunque algunas definiciones sean desde luego indescifrables.
Quizá el único defecto que les veo es que a veces la dicción de Cristian Gálvez no es demasiado clara y, sobre todo, que Tele5 abuse del éxito del concurso para no dejarlo respirar siquiera en fin de semana.
In memoriam: Juan Garrido, fallecido en Aranjuez (Madrid) el pasado 18 de marzo. D.E.P.
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