Arquitectos explotados

Uno de mayo, día del trabajo. Soy «joven arquitecto», pero no de ésos que viven a lo grande y salen en las revistas. Eso son cuentos de hadas. La verdadera realidad de los jóvenes arquitectos en España es otra.
En la mayoría de despachos (y es sorprendente que Trabajo no haga inspecciones), no se hace contrato de ningún tipo. O se paga en dinero negro, o bien se trabaja como «colaborador «freelance» autónomo». Este tipo de relación profesional puede parecer atractiva en un primer momento, pero es ruinosa. La supuesta flexibilidad laboral no es tal, ya que la mayoría de despachos exigen jornada completa presencial. Cobrando un montante bruto que no llega a los 20.000 euros, que, descontando autónomos (3.000 euros) y 15% de IRPF, se quedan en menos de 14.000 euros al año netos, jornada completa, dedicación exclusiva. ¿Vacaciones pagadas? ¿Pagas extra? ¿Indemnizaciones por despido? ¿Paro? Todavía se está riendo mi primer jefe. Se trabaja de manera precaria, e incluso ilegal, ya que cuando estás dado de alta de autónomo no se puede facturar el 100% de la facturación mensual a una única sociedad.
Si alguien todavía cree que merece la pena estudiar 6-8-10 años una carrera y renunciar a otras muchas cosas, para estar con 35-40 años cobrando 14.000 euros al año, SIN NINGUNA GARANTÍA O PRESTACIÓN, no está en su sano juicio. Es evidente que muchos en mi situación prefieren callar y no denunciar estas humillantes condiciones de trabajo, pero yo no. HOY, ¡¡¡YO DENUNCIO!!!

Alexia Maniega, Susana Velasco, Manuel J. Romero, María Agudo,
Victoria Revuelta, Laura Sánchez, Sergio Pérez, Juan Palencia,
Marta Colón de Carvajal, Marta Raya, Ana Martín, Alejandro Rico,
Irene Cuerda, Raquel del Río, Carolina Gil, Susana Sala, Cristina Alonso,
Alicia Bautista, Claudio Jiménez, Ernesto Tello, Ana Guerrero,
Marta Díaz-Noriega, Montserrat Pastor, Gonzalo Valiente,
Carlos Borondo, Pablo Sigüenza, Elisa Pérez.

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