El Archivo Municipal se unifica en un edificio de más de 1.800 metros cuadrados

» El nuevo Archivo incorpora una exposición permanente de maquinaria de imprenta donada por Miguel Aráez 

Las nuevas dependencias del Archivo Municipal fueron inauguradas el pasado martes por el alcalde, Pedro Hernández Mateo, el concejal de Archivo, Joaquín Albaladejo, la archivera municipal, Mª Carmen Cerezuela, y el impresor Miguel Aráez, que ha donado gran parte de los utensilios de imprenta que se exhiben en la planta baja del inmueble. El edificio, situado enfrente de la estación de autobuses, consta de más de 1.800 metros cuadrados distribuidos en un sótano, donde se encuentra el material administrativo sin fichar, planta baja, donde se ubica el Archivo Histórico, la exposición de imprenta y la bibliografía de acceso público, y la planta primera, donde se va colocando el material administrativo fichado.

El alcalde explicó que de esta manera se unifica todo el archivo municipal, hasta ahora diseminado en 17 dependencias municipales, y añadió que el acondicionamiento del edificio ha supuesto una inversión municipal de 90.000 euros. El concejal de Archivo dio las gracias al equipo verde del Ayuntamiento por su esfuerzo en el traslado del material, que comprende un Archivo Histórico con más de 500 cajas de documentación y 1.500 libros, así como depósitos, donaciones, la colección del semanario municipal, boletines oficiales, y aportaciones de Juan Aparicio, entre otros documentos.

 

Importante exposición tipográfica y de maquinaria clásica de imprenta
Por su parte, en la planta baja de estas nuevas dependencias, ha quedado expuesta una importante colección tipográfica y de material clásico de imprenta, donada en su gran mayoría por el profesional de la imprenta Miguel Aráez. Este torrevejense, vinculado a la imprenta desde temprana edad, ha ido reuniendo a lo largo de los años diversa maquinaria de imprenta, entre la que destaca una máquina de imprimir manual Minerva de 1820, utilizada en la primera imprenta de Torrevieja, así como una guillotina manual de 1890. Miguel Aráez comenzó su colección conservando las máquinas que ya no se utilizaban en su imprenta, con la esperanza de que algún día se les pudiera dar otra utilidad de cara al interés general. En la inauguración, y visiblemente emocionado, Miguel Aráez manifestó estar «satisfecho» de que su colección ya se encuentre «en el sitio más adecuado» y de que finalmente pueda ser disfrutada por el público en general, especialmente por los niños, para que puedan conocer los orígenes de la imprenta y las laboriosas técnicas de publicación antes de la irrupción de las nuevas tecnologías. «De aquí al ordenador va mucha diferencia», subrayó Miguel Aráez.

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