Tenemos en pantalla, en varias cadenas, programas de talentos, unidos a los clásicos «Operación Triunfo», «Fama» o «Supermodelo».
«Tú si que vales» y «Tienes talento» son programas por donde va pasando gente intentando demostrar sus dotes en lo más divertido. Las cadenas hacen un alarde de puesta en escena y figurinismo para resaltar la actuación y que resulte atractiva. Sin embargo, hay gente que acude a ellos sin tener ni un gramo de talento, así que vemos espectáculos patéticos, dignos de dar hasta lástima.
¿Cómo se puede presentar uno como cantante si tiene las orejas en la espalda? ¿A cuento de qué va uno como humorista si tiene menos gracia que Fernando Alonso?
Alguien le ha debido de decir al osado: «¿Por qué no vas? Tú puedes». Tendríamos que ver si el que se lo dice, lo hace como amigo de verdad, por compasión, o sólo por darse el gustazo de verlo hacer el ridículo.
Otros se sienten tan poca cosa en la vida que creen que, yendo a un programa de éstos, los vecinos y los compañeros de trabajo le darán golpecitos en la espalda como a una estrella.
Aquí ya no vale eso de un día en la tele o un minuto de gloria, excusa de mucha gente que se resiste al anonimato, porque lo que va a ser es un bufón de la corte, por un día, o un minuto lleno de cachondeo y choteo universal.
Y, sin pensarlo mucho, ahí están los sin-talento, esa masa que emerge de la sociedad reclamando un lugar bajo los focos. Ellos ya no quieren que se les diga que lo hacen bien o que lo hacen mal, sólo buscan un hueco en ese distribuidor de fama -buena o mala- que son las televisiones.
Algunos, los más, pasarán inadvertidos, quedando sólo en las retinas de sus familiares. Otros, léase «Risitas» o «Pozí», se convertirán en frikis profesionales. Sueños de basura patética…, pero ya se sabe: los sueños, sueños son al final y a la postre.
Dejar una contestacion