Julián Martínez Gracia
Miembro de la C.E.L. PSPV-PSOE Torrevieja
Desde hace ya dos décadas, hemos podido apreciar el cambio que ha efectuado la población de Torrevieja. Hemos crecido tanto en el número de habitantes como en el número de viviendas construidas, desarrollándose un «urbanismo peligroso» por el descontrol que ha habido desde la Administración local, creando un desorden tanto estético como de volumen de edificabilidad. Todo esto, amparado en un PGOU creado en 1986 y todavía vigente, modificado puntualmente en más de 93 ocasiones, generando lo que se le ha denominado el «urbanismo a la carta», urbanismo creado a tal fin para favorecer a amigos y empresas afines que luego, supuestamente, y a la espera de que la justicia dé su veredicto, hacen que un alcalde gane más de mil millones de las antiguas pesetas.
En Torrevieja ha sido la principal fuente de ingresos de nuestra economía, sin que el Gobierno del PP se preocupase de proyectar otro tipo de políticas económicas que pudieran ir afianzándose en la ciudad, dejando de lado otras que ya venían formando parte de nuestra economía, como es el turismo, dejando de ir a ferias tan importantes de repercusión internacional como ha sido Fitur, referente mundial de las ferias de turismo, donde Torrevieja siempre había estado presente, pero un día el alcalde decidió no acudir a tal cita, argumentando que Torrevieja ya no necesita promocionarse más. Había conseguido sus objetivos. A la vista está que, a fecha de hoy, creo que el único que consiguió los objetivos fue el señor Hernández Mateo.
La centralización de la economía de una población emergente como es Torrevieja no se puede desarrollar en estos términos; los gobernantes del PP conocían esta situación, tenían conocimiento de que la «gallina de los huevos de oro» de la construcción se iba a estancar y, en consecuencia, disminuir sus ingresos, que ha hecho que la economía local cayera en picado. De ahí la crisis que sufre en estos momentos nuestro Ayuntamiento.
Pero a ellos nunca les ha importado derrochar y despilfarrar y ver quién es el que más puede, sin ahorrar y sin disminuir ni uno solo de los gastos innecesarios e inútiles que vienen desde la época en la que en el Ayuntamiento, desde su departamento de Urbanismo, todos los días se concedían decenas y decenas de licencias de obras, y, en Intervención, las arcas municipales crecían debido a tales licencias.
Esta pasada semana, pudimos ver cómo desde el PSOE se denunciaba que en otra modificación del PGOU respecto a la creación de suelo industrial para la ciudad, iba encubierto, y por la «puerta de atrás», un vertedero en exclusividad para Torrevieja, modificando ese suelo con una repercusión económica para los empresarios de casi unos 20 millones de euros, y con el fin de colarnos ese vertedero, produciendo daños irreparables para el medio ambiente y en beneficio de dos empresas con intereses en proyectos ya adjudicados por el Ayuntamiento y alguna empresa creada con la mujer de algún directivo de otra para tal fin.
Al equipo de gobierno del PP no le preocupa lo más mínimo que en Torrevieja se cree suelo industrial; si no, se hubiese promovido una política de colaboración con otras Administraciones para la implantación de algún tipo de industria apropiada para la ciudad, en colaboración con las políticas económicas de la Unión Europea y la creación de empleo estable. Al PP lo único que le ha preocupado estos años es tener un buen lugar donde ejercer su política para sus propios intereses personales, para algunos quitarse sus complejos y otros ocupar el sitio que creían que la democracia les había usurpado.
Intentan esconder algo que ya no se puede sostener, pero es su forma de ser; algunos de ellos son así, la maldad les precede y practican políticas propias de un régimen que algunos anhelan; a ellos les gustaría que no hubiese voces discordantes, pero, señores, esto es lo bonito de la democracia, la libertad de expresión. Esto es algo que algunos de ellos, por ocupar el cargo que tienen, deberían ejercer, pero ponen castigos ejemplares para seguir con esa política del miedo que poco a poco la sociedad va a ir rompiendo.
La sociedad torrevejense ya ha abierto los ojos y cada vez se hace más preguntas de lo que pasa en la ciudad, de la política económica, la política social, de la política del «miedo», etc., y ya está dándose cuenta de que la política caciquil -llevada durante muchos años- y la falta de un proyecto sólido que garantice de verdad y con una solvente política económico-social, amparándose en criterios de igualdad, primando la profesionalidad de las personas, no se ha dado con estas personas, que nada más se han preocupado de lucir sus mejores galas en los eventos que realizan para enaltecer a su «Caudillo» y solucionarse un futuro para ellos y sus familias, dejando de lado la tarea fundamental para la que fueron elegidos, dándole un giro de 360 grados y atemorizando al personal, no dándose cuenta de que están ahí por los ciudadanos, al igual que de ahí los quitarán los que un día los pusieron.
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