Hace pocos días, un servidor comentaba las manifestaciones del segundo edil de Torrevieja y de su inclusión en el libro Guinness de barbaridades políticas, pero ahora ha surgido un segundo edil, diría yo, que es mucho más lenguaraz que el teniente de alcalde, habla de personas carroñeras, faltas de cintura política y, por tanto, les pide la dimisión de sus puestos políticos. Ha insistido este concejal en que dimita de su cargo el Secretario General del PSOE en Torrevieja. Esto podría entrar dentro de la lógica si el sr. Sáez fuera miembro del Consistorio, o ambos pertenecieran a una misma organización, pero nunca, sr. Albaladejo, Vd. puede pedir la dimisión de alguien con el que no tiene nexo de unión. Por ejemplo, alguien que no pertenezca al PP de Torrevieja o sea de otro partido político no está legitimado para pedir la dimisión del presidente o secretario general, o cualquier otro puesto dentro de ese partido. Eso sólo les corresponde a los militantes y miembros de ese partido que le han elegido. Por este camino, le veo pidiendo la dimisión de Hugo Chávez o de Bin Laden. Cuando uno habla así, se supone que debe ser un paradigma y espejo en su vida política y en sus actuaciones personales. Sin embargo, este señor no es un ejemplo a seguir éticamente. Un cargo público, es decir, aquel sujeto que cobra un sueldo de los contribuyentes, tiene que tener un respeto a los mismos. Un individuo que recibe un sueldo con dedicación completa en un organismo público, ya sea Ayuntamiento, Diputación, Generalitat o Estado, debe dedicarse únicamente a esa actividad. Además, existe la posibilidad de participar como concejal a tiempo parcial, o existe una tercera posibilidad: que si cree que el sueldo de concejal es insuficiente, se puede retirar de político y dedicarse a los temas particulares, sea la persona de la opción política que sea. No es normal, ni ético, que siendo abogado en ejercicio, administrador de fincas etc., etc., solicite al Ayuntamiento de Torrevieja autorización para hacer compatibles sus actividades profesionales particulares con las de concejal. El Ayuntamiento de Torrevieja, en el Pleno Extraordinario celebrado el 24-9-2007, le autoriza a compatibilizar sus asuntos particulares con los del consistorio. Pero eso no significa que este señor cobre menos por parte de la Corporación, no, no (cobra 3.300 euros en 14 pagas). Esta gente no se corta a la hora de cobrar. Este señor está incumpliendo la Ley de Incompatibilidades 53/1984. Esta Ley fue promulgada por el Gobierno socialista de Felipe González. Por aquel entonces, existían muchos funcionarios públicos pluriempleados y cobrando por varios trabajos a la vez. Decía una madre a su hijo en tiempos de la posguerra, en los que, por cierto, no había mucho que comer: «¿Qué quieres para merendar, hijo? ¿Chocolate o tajada?», y el niño se volvió y le dijo a la madre: «quiero ‘chocotajá’»… Eso es lo que no puede ser, sr. Albaladejo, debe ser una cosa o la otra. Jurídicamente, no sé qué podrá pasar con este asunto, porque no soy letrado, pero lo que sí sé es que es una actuación éticamente incorrecta y socialmente injusta que una persona cobre de varios sitios a la vez, teniendo dedicación completa y habiendo «tanto paro y tanta crisis económica». Ética es el conjunto de normas morales que rigen la conducta humana… Tema este que no concierne al orden jurídico, sino al fuero interno de la actuación humana. Una cosa es obrar bien o mal, con arreglo a la ley, y otra muy distinta es actuar correctamente de manera ética. Los contribuyentes de Torrevieja sí estamos legitimados para pedir su dimisión como concejal, y yo particularmente, desde este artículo de opinión, se la pido formalmente, por dos razones: una, por lenguaraz, y otra, porque le estamos pagando por «dedicación plena», no siendo compatibles, éticamente, otras actividades con remuneraciones pecuniarias.
Joaquín Garrido Mena
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