Desde el Castillo de Sax

Muchos hablan de Torrevieja. Algunos la critican negativamente con un único ánimo: el destructivo. Otros la adoran de tal modo que consiguen difundir sus noblezas y grandezas. Obviamente, tanto los unos como los otros comenten un error de bulto. Sus análisis apresurados carecen de perspectiva temporal.
Quienes pueden hablar de la Torrevieja de hoy con conocimiento de causa y, por tanto, autoridad de juicio son todos aquellos que conocen su evolución, especialmente en estos últimos treinta años. Y, ¿quién puede conocerla mejor que el que la ha vivido? Quienes formaron parte de los casi 18.000 censados; quienes recuerdan sus partidos de fútbol en el «Campico de San Mamés», o de balonmano en las Eras de la Sal; quienes empezaron a llamar «chanes» a los ingleses, suecos, y demás extranjeros, pioneros del turismo en Torrevieja; quienes acudían a quitarse las pinchas de los erizos a la sala de urgencias del «Hospital de las Monjas»; quienes se acuerdan de Alberto «el Practicante», de D. Manuel, de Rosa «la Comadrona», de Ramonico «el Perelló», y tantos y tantos otros; esas generaciones de gentes que, cuando salía el nombre de su pueblo en algún medio de comunicación, en el «Un, Dos, Tres», por ejemplo, se erizaban. Todos esos podemos hablar de Torrevieja con otra óptica, y valorar con justicia lo que hoy es desde lo que fue ayer.
Y yo quiero decir que, hoy, Torrevieja está entre las grandes ciudades de la Comunidad Valenciana y de España. Una ciudad admirada y envidiada por muchas otras, porque son esas otras las que aspiran a acercarse a lo que Torrevieja ha conseguido ser: ciudad querida por la gente que aquí se ha establecido, donde el progreso ha culminado con un grande y evidente desarrollo económico, social, cultural, turístico, deportivo, etc. Una ciudad que, no obstante, debe afrontar y equilibrar, por una parte, los desajustes derivados de su propia expansión; y, por otra, los que le son propios por su status de gran ciudad.
Pero Torrevieja no es hoy lo que es por casualidad, sino gracias a sus gentes, a su situación, a sus condiciones medioambientales, etc. y también, por qué no decirlo, a las políticas que desde el Ayuntamiento se han conducido. Todos los de entonces no podíamos imaginar que esta Torrevieja se haría realidad. Y sí, es real, sin duda. A pesar de algunos detractores, somos ejemplo como ciudad para muchas poblaciones de España, porque Torrevieja es un lugar de oportunidades, de sosiego, de creatividad, de educación, de salud, de prosperidad; en definitiva, de futuro.
Las decisiones políticas que se tomaron en su día fueron acertadas. El desarrollo y ejecución de dichas políticas contaron siempre con el apoyo de los habitantes de Torrevieja. Se comprobó que íbamos todos a una, con gran valentía y mucha capacidad. Por todo esto, la exigencia a los representantes políticos municipales se hace hoy mayor. Ellos han hecho grandes cosas y nos gustaría que siguieran haciéndolas. Más infraestructuras, más servicios, más financiación; es un deber conseguir más para una población que supera los 100.000 habitantes de derecho.
Por todo ello, espero que el sr. alcalde siga en esa línea de hacer más grande y más sólida a Torrevieja. Posee la perspectiva temporal necesaria, la experiencia gestora exigible, la personalidad deseable para codearse con los grandes y el amor por su pueblo manifiestamente demostrado, todo para seguir siendo un gran dirigente: No creo que le haya llegado el Séptimo Día.
El Pleno en el que, con merecido orgullo, se despedirá y donde proponga un brindis por Torrevieja aún esta lejos de convocarlo.
Ánimo entonces.

Rafael Cecilia Canales

2 comentarios

  1. Rafa eres un nostalgico no lo veo como tu veo dejadez desgana y un negocio inmenso en torre vieja no ves a su alcalde en television con una caja de carton explicando como se guarda el dinero para arriba como las torres que dice que va hacer

  2. Estoy de acuerdo con tu artículo al 100%, el Alcalde lo es, y por mayoría absoluta, porque democráticamente el pueblo lo ha decidido durante 20 años:¡ por algo será!. También es cierto que la oposición se lo pone fácil con la mediocridad de sus lideres y políticas retrogradas.
    Ojala la gente como tu diera la cara pues sois los que conoceis lo que era la Torrevieja de aquellos años

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