Esta casa era una ruina… y ahora su bolsillo

Hace unos días, Antena 3 nos ofreció un programa que acaparó una audiencia de 4.000.000 espectadores: «Esta casa era una ruina». Es de los llamados de tele-realidad.
El más difícil todavía, se nos fueron a Canet de Mar (Barcelona) a visitar a una familia, padres de 5 hijos, de los que 4 lo fueron en un mismo parto. Para mas Inri, la esposa estaba aquejada de esclerosis múltiple, por lo que debía ir en una silla de ruedas, y desde luego, la casa en la que vivían no reunía requisitos ni para ser morada de una familia tan numerosa y mucho menos estaba adecuada para albergar a una enferma de esas características.
Como en este tipo de programas, el presentador Jorge Fernández, con una simpatía arrolladora, puso toda la carne en el asador para hacer llegar al espectador el drama que se estaba viviendo en esa casa.
Personas con las que pude hablar en días posteriores a la emisión no me negaron que un nudo en la garganta se les había hecho al ver cómo, por arte de «birli birloque», y tras un paradisíaco viaje, volvía la familia en una limusina, y, como si entrasen a una Iglesia el día de la boda, con alfombra incluida, el presentador, convertido en maestro de ceremonias, iba abriendo cada una de las estancias como si de una caja sorpresa se tratara.
El padre de tan surtida plebe, empapado literalmente en lágrimas, se deshacía en agradecimientos a cada nueva sorpresa. Aunque ya lo más de lo más, lo «guay del paraguay» (que diría la insigne Leticia Sabater), fue cuando hicieron salir al padre a la puerta a recoger un monovolumen de alta gama, que ya le hizo arrodillarse y entre lágrimas casi entra en éxtasis.
Hasta ahí, lo veo todo correcto, o casi… porque no me digan que a la pobre señora la tuvieron que conformar con un sistema de video vigilancia, condenándola a no subir nunca a la planta superior. ¿Tan difícil era colocar un ascensor unipersonal…?
Y otra duda que me queda: si donde había una bombilla, hay 4; donde había una pequeña cocina, hay una supercocina, con un superfrigorífico, etc. Si donde había un water, hay cinco; donde una ducha, seis… ¿Quién va a pagar el agua? ¿Quién va a pagar la luz? ¡Ah! Y el monovolumen consume gasolina, no es de energía solar…
A ver si en vez de un favor, a este pobre hombre le han jodido el bolsillo para siempre. ¿O no?

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