No me negarán, amables y sufridos lectores de mi pequeña colaboración semanal, que esta semana pasada si algo ha estado hasta en la sopa del mundo informativo, han sido las declaraciones de la Reina a Pilar Urbano, en un libro biográfico que ha levantado una polvareda de opiniones en todos los ámbitos a nivel nacional e internacional.
Sofía de Grecia se ha tirado 70 años sin decir «esta boca es mía» y ahora, delante de una reconocida militante del Opus, se despendola y larga más de lo debido, y eso resuena en todos los telediarios y hasta en los magacines más cutres. Claro que la tal Pilar Urbano esta más que loca de contenta, no sólo por los derechos de autor que le reportan las ventas del bodrio-libro, sino los suculentos euros que se está embolsando a su paso por todos los platós de televisión y radios donde saca la lengua a «pasear», haciendo un flaco favor a la institución monárquica que tanto adula.
Lo que queda claro en el libro es que a la Reina no le gusta que se llame «matrimonio» a la unión de gays y lesbianas, cuando su propio marido refrendó con su firma la decisión del Parlamento que sí lo reconoce. No entiende que una pandilla de maricones y lesbianas se suban a una carroza y paren el tráfico orgullosos de su condición, altamente reprimida en tiempos que ella bien conoce, cuando sus propios hijos se subieron a sendas carrozas y pararon el tráfico en sus bodas, y los ejércitos patrios, paradigma de la heterosexualidad, lo hacen en sus desfiles anuales de exaltación patriótica.
Doña Sofía de Grecia ha «salido del armario» y no ha sorprendido a casi nadie, porque, ¿qué es lo que piensan la mayoría de abuelas de 70 años, de moral conservadora católica ortodoxa? Se explaya a gusto sobre la eutanasia, el aborto y llega hasta a decir que la violencia doméstica es un fenómeno que siempre ha existido y que la publicidad en medios de información la hace «contagiosa».
A muchos se nos han caído los «palos del sombrajo», después de tener la imagen de la Reina paseándose por el mundo como la mejor embajadora de España, estando con los que sufren en cualquier lugar del mundo, visitando orfanatos, hospitales, guarderías…
Pilar Urbano, la editorial Planeta, y la cúpula de Opus Dei se frotan las manos cada día que va pasando, de ver cómo hacen tambalear los cimientos de una institución que día a día se ha ganado el prestigio y el cariño de todos los españoles. Han querido borrar de un plumazo, en una mierda de libro, toda la esencia de los últimos 33 años, dirigidos impecablemente por Don Juan Carlos, con la ayuda inestimable de Doña Sofía…
Hagamos un ejercicio de cordura y nunca olvidemos las imágenes de los Reyes durante el 23-F o visitando pueblos de España, tanto en momentos felices, como en riadas, desgracias, entierros de víctimas del terrorismo, etc.
El error de la Reina ha sido confiar en una «choriza intelectual» que se está forrando a costa de ella y no darse cuenta a tiempo de que lo que decía para plasmar en un libro no era una conversación de vecinas de barrio sin transcendencia, y que la que hablaba era Sofía de Grecia, Princesa de Grecia y Dinamarca, Reina consorte de España… y no «Sofi» la del pescao.
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