Ya han pasado 30 años desde que, aquel 6 de diciembre de 1978, el pueblo español se diera, por primera vez en democracia, una Constitución. Pero, paradojas de la vida, «la» Constitución (palabra femenina) nació huérfana de «madre», pues sólo tuvo 7 hombres sin piedad, a los que se llamó «padres de la Constitución» (¡uy! Monseñor Rouco se estará echando las manos a la cabeza, por semejante aberración). Nosotros los españoles, que se nos llena la boca de defender los derechos de las mujeres, aunque luego encabecemos la lista de países con más víctimas por machismo, nos olvidamos de incluir en la lista de ponentes de la carta magna a las mujeres, ¡toma castaña!
A lo que vamos, que tengo por costumbre el calentarme y «echar el carro por el pedregal». ¿Os habéis preguntado alguna vez cuántos españoles han leído alguna vez la Constitución (quitando los opositores a centros oficiales)? Pues creo que bien pocos, cuando debería ser una asignatura obligatoria en los colegios y, sobre todo, los políticos, antes de jurarla o prometerla, deberían sabérsela al dedillo, o a lo mejor no les interesa que los ciudadanos de a pie la sepan, porque quizá haya más derechos que deberes que luego se incumplen, como por ejemplo el derecho de todo español a «una vivienda digna».
La pobre está ya un poco desfasada, pues, aunque treinta años no es nada, los tiempos cambian que es una barbaridad, y creo que ha llegado el tiempo de hacerle un «lavado de cara», incluyendo algunos artículos y modificando otros, como el de la «ley sálica», que impide a las mujeres primogénitas acceder al trono, cuando, aunque sea menor, haya descendiente varón.
En 1812, las Cortes de Cádiz, en plena invasión francesa, parieron una de las Constituciones más avanzadas de aquel tiempo, y, como se promulgó el día de San José, los gaditanos, para defenderla, gritaban «¡Viva la Pepa!». La nuestra nació un día 6 de diciembre, festividad de San Nicolás, por ello, y como homenaje a la Constitución Española, quiero gritar: ¡¡¡Viva la «Colasa»!!!
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