¿He oído crisis? ¿Dónde…? ¿Dónde?

¿Acaso en las colas que se forman en las administraciones de Loterías y Apuestas del Estado, agotándose los números y teniendo que reponerlos? ¿En las estaciones de invierno, en las que la gente alquila y disfruta de los equipos, casitas u hoteles, con un coste por persona y noche de aproximadamente 600 euros, de ahí para arriba? ¡¡Ojo!! sólo dormir; luego meta usted desayuno, comida y cena. Por supuesto que no van a ir solos: supongo que llevarán pareja e hijos. Añada a estas cosas los eventos juveniles con los artistas de moda, cuya entrada pasa de los 80 euros. No crea que se lo pierden, pues los locales se llenan a tope. ¿Qué me dice del botellón? ¿Los viajes a países extranjeros? Muchos de los que acuden a esos macro-conciertos o viajes colectivos son parados, y algunos no han dado un palo al agua en su vida. Vuelvo a preguntar, ¿dónde está la crisis? ¿En los mercados, donde desaparecen los pescados y mariscos que es un primor? Y el cordero o cochinillo, en las carnicerías, los dulces navideños en los grandes «super»… ¿En las tiendas de regalos, perfumerías, calzados o ropa, en las que ha habido un gran incremento de ventas, aunque los dueños digan lo contrario? Ahora hay que ver las reservas en hoteles o locales contratados para el cotillón de Nochevieja. La puerta del Sol en Madrid atiborrada de gente que canta y baila. Las churrerías echando humo (nunca mejor dicho) el 31 de madrugada, que no daban abasto vendiendo roscas de porras y sartas de churros, cafés o chocolate. Cuando en un país hay crisis (al menos es lo que todo el mundo dice), no se tiene dinero ni ganas de juerga, pero, si nos paramos a pensar y, puestos a ser maliciosos, ¿no será una añagaza de algunos políticos para desacreditar al Gobierno? ¡¡¡Ay!!! La eterna envidia, que es la canción favorita de los «pedorros».

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