Mirón de Eleutera
A veces los informes de los medios de comunicación se difunden tan rápidamente que nos cogen de nuevas sin que podamos reaccionar a tiempo. No importa tanto si se trata de noticias relámpago como la de la exposición de los mármoles clásicos del British Museum en el Museo Arqueológico de Alicante, que va a durar hasta bien entrado el otoño, donde se exhibe una colección de 125 piezas de cerámica, terracota, bronces y textos clásicos escritos.
El centro de atención se lo llevará, sin duda, la reproducción renacentista en mármol de la célebre escultura del «Discóbolo» de Mirón de Eleutera del siglo V antes de nuestra era, con 700 kilos de peso, si bien la original era un vaciado en bronce que ha desaparecido. No era tan gigantesca como el Coloso de Rodas, pero sorprende por sus cualidades táctiles al tratar la pose del balanceo de un atleta, transformándolo casi en puro pensamiento. Lo había sugerido Anaxágoras, refiriéndose al ideal de los grandes escultores clásicos como Fidias o Policleto, que esculpían el cuerpo humano como si sus manos lograran plasmar en materiales duros y resistentes lo táctil de nuestros cuerpos, transformando sus masas uniformes en volúmenes que, al contacto con las manos de los escultores griegos, cobraban una tangibilidad superior a la de la materia insensible. No es extraño que los filósofos griegos aportaran explicaciones al fenómeno del arte clásico, aproximándolo al del puro pensamiento, cuando la materia inerte se transformaba en sentimientos: «El origen de la inteligencia de los hombres», decía Anaxágoras de Grecia, «reside en la creatividad de las manos», como sugiriendo que las dos actividades del hombre, el arte y la filosofía, se complementan como pensamiento y acción.
Henri Bergson, siglos más tarde, se atrevió a dictaminar que «la inteligencia no es otra cosa que la prolongación de nuestros sentidos», sobre todo si se llega al balance de todos nuestros movimientos, como en el caso del Discóbolo, cuando músculos y tendones buscan compenetrarse con los estados de la mente, y podremos contemplar en el Arqueológico de Alicante hasta pasado el verano la colección que recogiera Lord Elgin hace más de 200 años. ¿Se trataba de actos vandálicos de señores británicos que saquearon las ruinas de Grecia o tendremos que reconocer que, gracias a esos pillajes, podemos ahora admirar muchas de las maravillas de los maestros clásicos, y no será difícil tramar una historia ficción de lo que realmente habría pasado con aquellas esculturas que nos revelan cómo se lograra conjugar la mente con los sentidos?
HECHOS Y DICHOS
Un entendimiento que sea pura lógica será como un cuchillo que hiera la mano de su dueño. Rabindranath Tagore
PROVERBIO CHINO
El trabajo del pensamiento se parece al horadar de un pozo cuyas aguas se van clareando con el tiempo.
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