Esto no tiene nombre nº400

Antonio Vicente Espuch
Colaborador de El Periódico de Torrevieja

Fue en el pasado concierto de Amaral donde coincidí (ambos teníamos que currar cubriendo el evento… lo digo porque yo soy más de AC/DC) con la siempre simpática y agradable chica que, entre otras tareas, también recoge los «escritos» que algunos pésimos «escribientes» como yo enviamos a la redacción, del que es mi medio de comunicación favorito; o sea, esta participativa y no mediatizada ventana en donde yo me siento libre. La dulce chica (de la que no diré el nombre, porque no le he pedido permiso para hacerlo) me hacía notar que la directora de alguna manera echaba en falta mis desvaríos comunicativos (aprovecho para enviarle un afectuoso saludo a mi querida directora). Sin salir de mi asombro por semejante aseveración, le comenté que sólo escribía algo, en plan terapéutico para mí, cuando estaba cabreado y que últimamente la psicóloga me recomendó tres principios («por si eso»):
– Pensamiento positivo.
– Sentimiento de agradecimiento.
– Y no refunfuñar.
«Pos na», yo los adopté como a un «hijo pródigo» y me dije: «¡qué leches! ¡tiene razón!». Lo malo es que me he vuelto a cabrear. Así que, al trapo.
Cuando te sobra el tiempo, suele pasar que ves mucha tele (como le pasa a mi amigo; flamante y nunca mejor dicho, «versado» pregonero del Carnaval 2009, colaborador de este Periódico de Torrevieja… jiji, es broma Fernando, que ya sé que andas «mu» atareao con GAEX, tu grupo de lectura y «to lo que se menea» en el ambiente cultural del que tú ya no sólo formas parte del paisaje, del paisanaje, sino que además eres otro lancero de la cultura) …«pos» eso, si ves mucha tele corres el riesgo de aprender algo; pero, sólo si tienes TVT y ves el Canal de Historia.
Parecerá una coña, pero toda la historia que ni mis padres, ni profesores, me supieron traducir a imágenes de 25 fotogramas por segundo, ahora me la devoro en entretenidos documentales, algunos muy currados y con «musikiki».
He aprendido cómo grandes hombres y «alguna mujer» (Sumu-Album, Justiniano, Cleopatra, Tiberio Claudio, Hattusili I, Ciro II, el principe Zheng, Filipo II, Alejandro Magno, Julio César, Octavio César, Constantino, Catalina la Grande, Napoleón, Hitler… entre otros) se enfrascaron en crearse grandes imperios que duraron lo que duraron, lo salpicaron «to» de sangre y pasaron a los anales (¡joer!, …siempre me ha caído bien esta palabra) de la historia dejando huella imperecedera y grandiosos legados tras de sí, con inmensas construcciones y ciudades que hoy dejan boquiabiertos, sobre todo a los arqueólogos e historiadores y algún que otro turista (o a muchos, que no sé). Todos tenían más o menos personas de confianza y séquitos de toda índole (aunque tampoco carecían de traidores).
Salvando las distancias (kilométricas, temporales, socioculturales, tecnológicas y sobre todo evolutivas) no he podido sustraerme a establecer analogías con algunos de nuestros dirigentes; sólo que ahora la sangre que corre no es «roja», únicamente tiene tinte politiquero. Algunas cosas han cambiado y otras permanecen más aún que la propia piedra; el pueblo «pringa» y paga sus tributos (impuestos), o guerrea (políticamente en la actualidad, mientras los actuales mandatarios, visionarios o no, enfundados en sus flamantes trajes (pagados o no), invitan y tú pagas, claro que invitan a los que ellos quieren (normarmente, el «séquito pedrista», «cuñaos de pata negra» y acólitos votantes del PP).
Las propagandas que se ejercen desde las posiciones de poder todavía resultan eficaces, aunque la manera más efectiva de ganarle adeptos al imperio sigue siendo la concesión de favores (es curioso, las tierras todavía se utilizan, hoy bajo el concepto de recalificaciones de terrenos, la libertad del esclavo sólo puede ser comprada si te toca una bono loto, el derecho al trabajo también continúa como moneda de cambio («puestesico de trabajo»), al que da acceso el emperad@r  de turno, si con ello obtiene ese rédito político que tanto necesita para forjar su imperio, sin contar con ni Dios y mantenerse al mando, tejiendo una estúpida… (huy, perdón… jiji, se me coló el «es»), quise decir: tupida maraña al estilo de la actual «clientela política», esta última, formada por la tribu de los «barrigas agradecías».
Bueno… esto no es del todo cierto… El emperador y los suyos sí que cuentan con Dios, su respaldo o beneplácito, formando alianzas, coyunturales y nunca desinteresadas, con los encargados de los diferentes cultos religiosos (todos para mí muy respetables… los cultos, digo, aunque nunca acabaré de entender por qué «sarandean» a un Judas debajo de un palio y lo tiran «p’atrás», máxime cuando yo me he vuelto literalmente loco buscando un Santísimo que no veo por ningún «lao», y debe de ser la «hostia» verlo, pero sólo parecen verlo, precisamente, los de la Hostia, y para que te den una Hostia tienes que confesar, bueno, eso si no estás en Guantánamo, que allí te cosen a hostias confieses o no… ¡Joer…! Algo tenían que tener de diferente los nuevos imperios… Eso… y que la resaca de lo que hoy supone una auténtica orgía de imágenes procesionantes, que durante toda una Semana Santa -por si alguien no lo ha notado- han ocupado las calles de toda España -que ya no es un imperio- y enfervorecidas hermandades inundan el nuevo imperio del arte de las imágenes y las devociones).
Yo entiendo a mi amigo Ángel Sáez cuando pretende devolver el alma perdida a los torrevejenses, es admirable, pero yo me conformaría con que se liberen de las hipotecas las «barrigas agradecías», porque, a fin de cuentas, el Imperio somos tod@s, o vaya «mierda» de Imperio. El Alma sólo es de Di@s y Di@s también somos tod@s… o algo.

1 comentario

  1. ¡que bueno que volviste! y por la puerta grande. Así da gusto colaboradores como tú. Otros mejor situados en la revista estan pidiendo el relevo y con tus artículos llega el aire fresco. Lo de Fernando es cierto, lo veo por la calle y va siempre como una moto. Tu y él soy lo mejor del Periódico de Torreguía (¡Hostias, esta semana está sembrao!). ¿Porqué ahora solo salís cada quince días?. ¿Vas a seguir escribiendo tú?. Pues deberías de hacerlo. Porque hablas clarito como el agua y llamas al pan pan y al vino vino.

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


*