Amigos sin alma

Javier Manzanares Solivelles
Secretario de Administración PSOE Torrevieja

El secretario general del PSOE, Ángel Sáez, llegó en unas circunstancias complicadísimas para el socialismo torrevejense. Ángel Giménez se estrellaba contra el muro del PP, que conseguía de nuevo la mayoría absoluta.
Dignamente, Giménez abandonaba la Secretaría General de un partido roto. El vacío de poder lo ocupó, como buenamente pudo, una Comisión Gestora. Pero esa circunstancia no impidió que el PSOE se comportara como un tren sin locomotora. Nadie tiraba de él. Era un estampa triste, pero real a la vez. Los problemas se acumulaban.
Llegó la hora de las bases, y éstas eligieron la máquina que tiraría con fuerza de los vagones de un tren que se paraba un poco cada día.
Era necesario cambiar el ciclo político, cambiar las formas de relacionarse con los ciudadanos, y pusimos al frente de ese tren a la persona adecuada. La militancia habló, dejando clarísimo que Ángel Sáez era la persona que iba a tirar de ese tren.
Formó su equipo para que en ese tren se engancharan cada vez más vagones y, en pocos meses, el PSOE de Torrevieja se convirtió, con mas de cuatrocientos militantes, en la agrupación más grande de la Vega Baja y en la tercera de la provincia de Alicante, devolviendo la ilusión a la familia socialista. El tren, con su fuerte máquina, se había puesto en marcha. Y yo les aseguro a todos los que me leen que ese tren sólo tiene una parada; y esa estación será nuestro Ayuntamiento.
Ángel Sáez me enseñó lo que es la política honesta, la política con sentimientos, la política con mayúsculas y la política del cara a cara. La política tiene que ser un acto de servicio al ciudadano. En política no vale ser deshonesto y estar bien visto. ¡No puede ser! Y conste que he conocido a otros, pero esas enseñanzas le pertenecen.
Desde estas líneas quiero mostrarle, en estos momentos en los que tratan de confundir la verdad con sus intereses, mi apoyo y mi solidaridad. También mi convencimiento de que será capaz de llevar al PSOE torrevejense al lugar donde le corresponde. Y sepan que lo hará sin buscar atajos.
Me gustaría acabar diciéndoles a todos los que deseen escuchar unas palabras de una canción vieja: «Salí a pasear en la ciudad sin alma, donde los hombres no hablan con libertad, y encontré a un hombre bueno». Eso ocurrió aquí, en Torrevieja.

2 comentarios

  1. Toda la razón del mundo , se ha elegido a la máquina adecuada , pero tu que eres su sumiso amigo , indicalé , que ponga la marcha «alante»
    porque hasta ahora solo tiene puesta la marcha «atras» , bueno es que sería pedir peras al olmo.

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