La vida como fenómeno observable

Charles Darwin (1809-1882)

Se está celebrando con todo esplendor el 800 aniversario de la fundación de la Universidad de Cambridge, y si algo la enaltece es, sin lugar a dudas, la gran lista de personajes emblemáticos que han pasado por sus colegios e instituciones y su mensaje se ha ido escuchando durante todos estos últimos meses, subrayando la influencia que ha tenido a nivel interrnacional la labor de una institución tan prestigiosa.
He escogido fijarme en la figura de un pensador-filósofo como Charles Darwin cuando hay una lista interminable de hombres célebres que pasaron por la Universidad de Cambridge. Nos han acostumbrado a verle con una barba canosa impresionante, semblante sereno, aunque con mirada evasiva y con atuendo oscuro, a juzgar por los retratos existentes; hijo y nieto de médicos, se negó a estudiar medicina, afincándose en Cambridge, donde se supuso que terminaría una carrera «reading divinity» de estudios eclasiásticos, de la que él valoraba la holgura de la inacción. Pertenece más bien a nuestro tercer milenio, pues dedicaba el tiempo a la observación de los hábitos de plantas y animales en su lucha por la supervivencia, que le ayudaban en su empeño por estudiar el desarrollo de su propia mente. Ya Lucio Anneo Séneca había observado que «la vida no es precisamente ni el bien ni el mal, sino un puro escenario de ambos», haciéndonos pensar que nos ofrece la oportunidad de saber en qué consiste ese fluir cuyas aguas nunca vuelven al mismo cauce.
Como algo sintomático, se me ha ocurrido meterme en las listas de léxicos antiguos de palabras, que luego se transformaron en diccionarios, pues varios de los más antiguos aparecieron publicados en Cambridge, lo que nos permite analizar el fenómeno de la evolución del lenguaje como paralela a la del hombre. Entre su variedad, me he encontrado con adaptaciones a la vida moderna en diccionarios léxicos sobre la informática o incluso sobre la cerveza, sin mencionar su abundancia sobre modismos y refranes que nos ayudan a interpretar el devenir humano. ¡Y qué difícil sería resucitar las palabras de una lengua extinta como si se tratara de una forma de vida o que idiomas artificiales como el esperanto entren en los currícula!
Cambridge ha conseguido durante siglos mantener el ritmo sosegado del buen pensar para que valoremos ahora el funcionamiento de la mente como actividad humana. Yo, por mi parte, tengo que admitir que fuera allí, y no precisamente en sus aulas, sino en su aura, donde se respiraba la tarea difícil de reflexionar sobre lo que nos afecta en cada momento, forzándonos a descubrir algo nuevo. Y es precisamente esto lo que motiva todas estas crónicas sobre facetas humanas que pueden aplicarse a cualquier actuación de cada día, y no es extraño que me venga a la mente aquella observación aguda de Charlie Chaplin, que supo entremezclar el humor con lo real, aunque sin sarcasmos: «La vida no es significado, es deseo».

HECHOS Y DICHOS
Si te preocupara imaginar que tu abuelo pudo haber sido un simio, estarías en la misma situación que yo, se dice que dijo Charles Darwin.

AFORISMO CHINO
Perdonamos todo a los grandes porque están muertos, que de estar vivos serían imperdonables.

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