Otro año más, Telecinco nos pone en bandeja el «reality show» por excelencia. Y… ¿cómo se cocina un programa que, tras once ediciones, se muestra inagotable? Ahí va la receta:
INGREDIENTES:
Un número indeterminado de personas de ambos sexos, ¡de todos, ojo!, a ser posible en edad en que las hormonas están a «punto de nieve». Con ello, es posible realizar a diario variados platos en que la «bollería» abunde, y en que, en las ensaladas, lo mismo se pueda disfrutar de la fresca papaya o el pepino veraniego, de los que todos y todas puedan beneficiarse.
MODO DE PREPARACIÓN:
En un recipiente adecuado, como una casa amplia y con todas las comodidades conocidas, incluido un jacuzzi donde «lavar el género» y calentar los ingredientes, se meten en el mismo y se les pone a punto de «cocción». Se condimenta con aditivos como una «verdulera» de nombre Pilarín «la cardada», y con años «pa» empapelar la fachada del Ayuntamiento, y que tiene una hija en el sótano de la casa, un gay que espía cada movimiento, una pareja lesbiana de casadas que disimulan y una colección de «comebragas» de gimnasio que se creen que «to el monte es orégano».
La cocinera, una tal Mercedes Milá, «decorada» para la ocasión con unos sombreros dignos de la añorada Carmen Miranda, se encarga de remover y «salpimentar» el plato, que, durante tres meses de intensa cocina, servirá al público. El resultado de la receta: «un capull@ floreado», que durante varios meses será primer plato en el menú de la cadena «amiga» y que, una vez consumido, envolverán en un recipiente, a ser posible degradable, y… ¡a la basura!
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