Julio Verne, el motor de explosión y los cines de verano

Agustina Esteve Huertas
Concejala del Excelentísimo Ayuntamiento de Torrevieja

La historia mundial con todos sus avances se ha movido siempre por la actitud valiente de algunos visionarios que a veces han llegado a sufrir en sus propias carnes el tributo de su don de ver más allá. Pocos han sido los elegidos, pero a ellos se debe en gran parte muchos de los avances tanto en política social, sanidad y tecnología, como en otros campos que hoy todos disfrutamos. Déjenme que recuerde un poco de historia.
Leonardo Da Vinci supo plasmar en papel lo que veía en sus sueños. Nos dio las trazas de lo que siglos más tarde fue el helicóptero, las bombas de agua e incluso la bicicleta. Con sus inventos sólo quería alcanzar la fama y la protección de los poderosos de la época. No le costó la vida, y con sus ideas se adelantó al futuro.
Galileo Galilei, usando métodos muy primitivos, supo ver que la Tierra no era el centro del universo. Con él, la ciencia dio un paso de gigante que la Iglesia no supo entender. No le costó la vida, pero sí la cárcel.
El motor de explosión, invento sin el cual hoy no entenderíamos ni los transportes, ni el comercio, ni tantas otras cosas, fue invento de August Otto en 1876. Con su invento supongo que querría obtener fama y dinero a la vez que una patente. No le costó la vida, pero adivinó un futuro mejor.
Julio Verne, en sus obras, predijo la televisión, los helicópteros, los submarinos e incluso las naves espaciales, pero cuando hablaba de su capitán Nemo, sólo era eso, un personaje literario que surcaba el mundo en lucha con pulpos gigantes a bordo del Nautilus. Verne, con sus visiones, sólo dejaba escapar su enorme imaginación para crear una rica obra literaria. No le costó la vida y la historia certificó que sus sueños podían hacerse realidad.
Martin Luther King puso las bases para terminar con la segregación y la discriminación racial a través de medios no violentos en los Estados Unidos. Él «tuvo un sueño» que le costó la vida.
Cuando un visionario entorna los ojos mirando y soñando en otros futuros, hay que respetarlo, porque, gracias a la obra de esos visionarios, hoy viajamos en artilugios mecánicos, sabemos que la Tierra no es el centro del universo y vemos como lo más normal del mundo que todos seamos iguales en derechos y libertades. Todos estos soñadores, sus obras, sus pensamientos, han supuesto para la humanidad un paso hacia adelante, siempre hacia adelante.
Sé que cuando hayan leído el encabezamiento del artículo se habrán quedado perplejos y que muchos lo leerán por intentar buscar la extraña relación entre esos tres elementos: Julio Verne, el motor de explosión y los cines de verano. De los beneficios de los dos primeros ya les he hablado anteriormente, pero ahora les quiero hablar de los beneficios del tercero. No me hace falta entornar los ojos para recordar aquellas noches de bocadillo y cojín para aliviar la dureza de aquellas sillas metálicas, de aquellas noches de programa doble y pipas; ritos que llegaban a su sofisticación máxima cuando la silla dura se sustituía por una de playa que traías de tu casa o por el «pssscchhh» del spray de los mosquitos sobrevolando tu cabeza. Saben perfectamente de lo que les hablo, aunque quizá los más jóvenes tengan que buscar la confirmación de todo esto que les cuento en los recuerdos de sus padres porque el cine de verano forma ya parte de nuestro pasado.
También sé que no tiene nada que ver con el cine de verano, pero seguro que recuerdan el «acogedor» (al menos lo era para mí) ruido del teclear de la máquina de escribir cuando necesitábamos usarla para darle a un escrito un carácter más oficial. Era agradable, aunque también forme parte ya de nuestro pasado, pero cuando te equivocabas era difícil y engorroso el borrar los errores, y el resultado no quedaba tan bien como cuando ahora con el ordenador que escribo estas líneas corto, pego, selecciono, inserto y elimino.
No podemos evitar el futuro, tenemos que soñar con él porque siempre trae mejoras, comodidades a nuestras vidas, y progreso, sobre todo progreso. Cuando hace unos días veía en la televisión a Dora Fernández, en representación del PSOE, hablar de que el futuro de ese gran espacio que se va a crear en el puerto estaba en los cines de verano, pensé: «qué extraño poder tiene la política que hace a algunos mirar hacia atrás con nostalgia incluso en cosas que todos sabemos que sólo tienen un sentido, que es siempre ir hacia adelante». ¿Se trata sólo de oponerse a todo? ¿Es eso la «oposición»? Es imposible que Dora piense realmente eso. ¿Qué pensarían ustedes de mí, si yo me pusiera delante de las cámaras de televisión para anunciarles que el el futuro del transporte está en el motor de vapor y en la navegación fluvial? ¿Qué pensarían de mí si les dijera que el futuro de nuestra sanidad está en la vuelta a las «Casas de Socorro»? No pensarían que les hablo de futuro, sabrían que les estoy hablando de un pasado que sólo es eso, pasado ya. Cuando estás en política tienes ante ti el reto de pensar en futuro, de intentar entornar los ojos e ir un poco más allá, de mejorar lo que crees que puede ser mejorable y llenar tu cabeza de sueños realizables. Ya no vivimos en un pueblo que se llenaba en verano y que se vaciaba en invierno. Ya no vivimos en un pueblo partido por una carretera nacional. Ya no vivimos en un pueblo con un sistema de alcantarillado que se desbordaba cuando llegaban los veraneantes. Si hoy estamos viviendo en una gran ciudad es porque alguien soñó un día que Torrevieja tenía futuro. Hoy somos la quinta ciudad de la Comunidad Valenciana en número de población y eso es todo un reto que nos exige entornar los ojos y soñar.

5 comentarios

  1. Agustina , cariño , cuando firmes un escrito,
    debería estar escrito por tí , quien te lo ha redactado, en algunos momentos lo hace en primera persona «EL»…..todo lo que habla del pasado( asistencia al cine de verano, máquinas de escribir, etc.)lo hace una persona «mayor», tu eres muy joven para haber vivido esas sensaciones y referente a las citas, no te veo tan «intelectual»….la próxima vez, que te lo escrban, pero que te sirva de guión y lo redactas tú

  2. «Ya no vivimos en un pueblo partido por una carretera nacional. Ya no vivimos en un pueblo con un sistema de alcantarillado que se desbordaba cuando llegaban los veraneantes»

    Agustina despierta , ¿en que mundo viveeeees?

  3. No he leído en toda mi vida un texto tan extenso y aburrido, que a la vez esté vacío de contenido.Parece escrito por un robot. No incita, ni demuestra, ningún tipo de sentimientos. Sra.mía dedique su tiempo libre a cualquier otra cosa, porque su calidad como escritora historiadora, creo que no tiene futuro.Esto es como el cantar, todo el mundo canta, pero algunos…Ufff ¡Cómo cantan! Reconozco, que el título de Julio Verne ha hecho que me enganchara a su lectura. En fin… Creí que era otra cosa, de lo malo también se aprende.

  4. Que se dedique a enseñar a bailar. O ya no se acuerda de los favores que hubo que pedir, en aquella época, al Sr. Joaquin Garcí para que entrase en la escuela municipal de danza. O fué a su » compañero» el Sr. Domingo Soler.

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