La obcecación de los idealismos

Por activa y por pasiva, muchos medios de comunicación especialistas en economía, declaraciones de prestigiosos economistas, instituciones financieras y algunos partidos políticos, han venido afirmando desde hace, al menos dos años, que había que realizar un exhaustivo control del gasto público, ya que el ritmo que llevaba nuestro actual Gobierno era desmesurado y nos llevaba hacia una grave situación económica, así como a la destrucción de empleo. A pesar de todas estas recomendaciones, nuestros gobernantes han hecho caso omiso y se han mantenido en sus idealismos radicales.
El tiempo ha dado la razón a los críticos y, actualmente, nos encontramos con 4.600.000 personas en situación de paro y, de ellas, 1.300.000 familias con todos sus miembros en la misma situación. Es una falta de responsabilidad, justicia y solidaridad por parte de nuestros gobernantes no renunciar a sus egoísmos idealistas y de poder y no hacer nada para invertir esta situación y favorecer a aquellas personas que lo están pasando tan sumamente mal. La justicia es equitativa, reparte todo entre todos, pero algunos pueden recibir más de lo que necesitan realmente. Es la solidaridad la que, en su efecto de empatía, nos hace ponernos en el lugar del que está sufriendo y ser corresponsables con él para expresarle nuestra ayuda y participar de sus problemas; todo lo contrario de lo que está realizando nuestro Gobierno.
Teniendo la presidencia de la Unión Europea y con la experiencia de Grecia, han tenido que ser los líderes de la misma Ángela Merkel y Nicolás Paul Stéphane Sarkozy, con la colaboración de Barack Obama, los que le han obligado a tomar medidas restrictivas del gasto público con objeto de reducir nuestro ampliadísimo déficit presupuestario. Pero, ¿qué ha pasado? Que nuestro Gobierno, siguiendo en el camino de sus grandes errores, carga el peso de todas sus medidas sobre los más débiles: funcionarios, pensionistas, etc., dejando abierta la puerta a una subida de impuestos (hasta piensan recortar los servicios de control y seguridad de la Guardia Civil). Todas estas medidas reducen el poder adquisitivo de los españoles y, como consecuencia, no se activará el consumo y, por lo tanto, nuestra economía y la creación de empleo. Hasta es posible que en los meses de septiembre a diciembre las cifras de paro se sitúen aún más altas que las actuales. Pero, ¿se han fijado Uds. que en las medidas restrictivas no se han tocado las estructuras socialistas de poder y mediáticas, no se han cerrado ministerios que son demagógicos e inútiles, no se ha reducido el gran número de consejeros y asesores, no se han tocado los sindicatos, que se llevan una gran parte de nuestros impuestos, no se aborda la tan necesaria reforma laboral y, casi lo más fundamental, no se agiliza ni se da elasticidad económica a nuestro sistema financiero?
En esta situación, ¿quién crea una nueva empresa? ¿Quién amplia su plantilla de trabajadores? ¿Quién abre un nuevo negocio? Creo que es el momento de dejar nuestros egoísmos personales y partidistas a un lado y sacrificarse un poco por nuestro país y los demás.

Carlos García

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