Los temores y deseos son más que simples greguerías

Michel de Montaigne

A todos nos gusta rumiar nuestras experiencias, por más que nos producen sobresaltos que interfieren con nuestra actividad mental y por eso he resuelto hoy volver a releer a mis escritores favoritos.
Supuestamente, Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) acuñó el término «greguería» para denotar el logro de apretar ideas complejas en un mínimo de palabras, aliviando, a la vez que asombrando, como si volviéramos a oír algo que nadie nos había contado todavía. Una lectura de su colección extraída de los Clásicos del siglo XX me ha hecho revivir el humor de cuando las leíamos de mozalbetes con la sorpresa de poder redescubrir ahora mis primeras experiencias, las que nunca se olvidan: «Lo que mejora más en los supermercados son los envases», escribió, y eso que entonces eran de cartón.
Michel de Montaigne (1533-1592) juega más con sutilidades mentales que con acertijos de palabras, aunque ambos pensadores insistirán en que el esfuerzo del pensamiento es perforar las frases hasta que se les encuentre sentido, que es la labor de quien es consciente de lo que piensa. Nacido en la Aquitania francesa, Montaigne trató de simplificar la labor del filósofo con el análisis del «moi même», cuando puede aplicarse a todos y a cada uno de nosotros. Conocía al dedillo las máximas morales de generaciones, si bien más que de erudición habría que hablar de «profondeur» en lo ya escrito, por lo que las traducciones de sus «Pensées» han de renovarse periódicamente si van a conservar su gustillo de solera: «Resulta difícil no contar lo sucedido para quienes tengan buena memoria», escribió el narrador de sí mismo que «prefería hablar con los ingenuos que no hayan leído demasiado». Y viene a cuento dar frente aquí a las máximas de Woody Allen, para quien los temores del destino no eran más que juegos de la imaginación: «No temo a la muerte, aunque me gustaría no estar allí cuando suceda».

HECHOS Y DICHOS
El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos.  Pitágoras

ANÓNIMO
Quien viva sólo de recuerdos arrastra una muerte interminable.

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