Espejismo caribeño

Ya estamos inmersos en el caluroso verano, y parecía que nunca iba a llegar. Vamos a acabar hasta las narices de calor; si no, que se lo digan a los sevillanos, que están dentro de «La Sartén de Andalucía», o a los de Cáceres y Badajoz, cuyos Llanos da hasta miedo cruzar, no ya en la calima, donde parece que se derriten las ideas, incluso en invierno son peligrosos por el desgaste del asfalto a causa del paso de camiones de Portugal a España o viceversa.
Este año parece que impera el turismo juvenil; se ven más pandillas de chicos jóvenes y abuelitos que la gente de mediana edad. Esperemos que sea un estío de conciertos y buen teatro, como es habitual en Torrevieja, para que los adolescentes se lo pasen «pipa». Creo que los que más convocatoria provocan son Melendi, Estopa y grupos así. Tiempo atrás fue un éxito la actuación de Francisco y Tamara y el grupo Toom-Pak, Y esta temporada, ¿quién será? ¡Ya veremos! Lo que sí tenemos claro es el éxito que, una vez más, ha cosechado nuestro grupo autóctono Colesterol Teatro, allá, en Venice, cerca de Miami, en pleno mar Caribe: sus actuaciones les valieron alzarse con los premios al mejor guión adaptado, mejor escenografía y mejor atrezzo, aparte del calor de público y autoridades. En confianza, me ha dicho un «pajarito» que las famosas playas que tanto morbo y envidias desatan en las pantallas de la tele, con series como «Corrupción en Miami» o «Los Vigilantes de la Playa» son un camelo; ellos no tienen nuestra arena fina y suave, ni el espléndido sol de España, tampoco la tranquilidad para bañarse sin estar rodeados de tiburones y en constante peligro. Aquí los hay, pero no de aletas, sino de dos patas que, junto con las medusas, quieren hacer su agosto metiéndose en las intimidades del cuerpo humano… ¡Ja, ja, ja!

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