Antonio J. Vera Ortigosa
CEL PSPV-PSOE Torrevieja
Decía Jorge Alarte el otro día que en el PP ganas respeto si la justicia se fija en ti. Lo hacía tras la readmisión de Ricardo Costa como militante del PP, pero lo podía haber hecho ahora, tras la apertura del sumario del caso Brugal. La retahíla de cargos públicos del PP sospechosos, imputados o investigados es tan extensa que no me puedo creer que sea una mera casualidad. Hace mucho tiempo que parece que para representar al PP no te hace falta tener ningún principio moral, social o ético, sino que te basta con ser español, querer forrarte y tener estomago para aguantar un interrogatorio. Con eso, ya puedes ser cargo público y, sin sonrojo, tener como referentes políticos a Aznar y a Camps. El primero, un «demócrata» que votó en contra de la Constitución, nos mintió un 11 de mayo delante de 192 cadáveres para intentar salvarle la poltrona a Rajoy, y nos metió en la guerra de Irak para poder dárselas de estadista internacional y poder lucrarse después contando batallitas en sus conferencias pospresidenciales. Y del otro… ¿hace falta decir algo del amigo del alma del «Bigotes» o del valedor de Fabra? A estas alturas no me creería que es honrado ni aunque me lo jurara Teresa de Calcuta.
Ovejas negras hay en todos lados, pero normalmente no te afilias al PP pensando en mejorar la sociedad, igual que no te afilias al PSOE pensando en hacerte rico. Por eso son tan previsibles los cargos públicos del PP y tan fáciles de encasillar. Así, tenemos los que están en la cárcel, los que han estado en la cárcel, a los que les vemos venir la cárcel y los que se creen que escaparán de la cárcel porque conocen a alguien. A ésos hay que añadir el grupo de los títeres, una horda de vividores que no sirve para nada pero cobran como si sirvieran, y el de las rémoras palanganeras, cargos de otros partidos que, sin atisbo de dignidad, se venden por su sueldo al faraón pepero de turno (en Torrevieja hay 4 en activo). Hay un último grupo, el de los «empanaos», formado por los que no han comprendido la filosofía real del PP e, inexplicablemente, ponen el interés público por delante del suyo. La realidad de la Comunidad Valenciana es que todos podemos nombrar a alguien de los 6 primeros grupos, pero casi ninguno conocemos a alguien del 7º. Así nos ha ido por estos lares y, como se les vote otra vez, así nos irá.
Oye Antonio ¿y como llamarías tú a los que falsifican una firma en un documento público porque se les pasa el plazo de tiempo?
El choricismo político se distribuye de forma normal a la condición moral de las personas. Nadie es honrado por ser colorao ni un sinvergüenza por ser azul. Es que ciertos argumentos no resisten el análisis de los hechos. Y éste desde luego tampoco.
Por esto te debería caer una querella: «títeres, una horda de vividores que no sirve para nada pero cobran como si sirvieran, y el de las rémoras palanganeras, cargos de otros partidos que, sin atisbo de dignidad, se venden por su sueldo al faraón pepero de turno (en Torrevieja hay 4 en activo)».