Secretaría de Estado

No sabía que tenemos una Secretaria de Estado ¡de Empleo!. Nos anuncia el final del túnel porque según ella las ofertas de empleo cualificado (?) en 2010, aminoraron su caída en no sé cuanto porcentaje.
Pero sin embargo tenemos unos sindicatos cultos y preparados, por ejemplo, que están sentados a la vera de empresarios y ministros del ramo, en la recurrente reforma financiera de las cajas de nuestros ahorros. Necesitarán para recapitalizaciones (¡¿Jesús qué palabra?!) veinte mil millones de euros… Y descubren al mismo tiempo, ojo, que sobrarán veinte mil empleados… Veinte mil hacia dentro, veinte mil hacia fuera… Millones de euros hacia dentro, y congojas y frustraciones hacia fuera. Pero veinte mil siempre veinte mil que se entrecruzan en ambas direcciones. Así pues, en qué quedamos. Menos paro o más paro.
Pues yo quisiera saber si tenemos también Secretaría de Estado de Consumo y de IPC .Porque si los precios que no son nada subyacentes (jó que palabra) siguen su escalada, y el Gadafi se lía a tiros contra quien se mueva a su alrededor, las Multi del petróleo «se verán obligadas» a reajustar «sus» precios para cuadrar «sus» balances… Aunque quizás esto no fuera lo más penoso. Lo agradecerían nuestra salud, los fabricantes de bicicletas y el medio ambiente.  A ver si lo que necesitamos es un buen elenco de Secretarios/as de Estado… de Valores, que no de bolsa. Para…
Buenas reformas y no cambios bruscos en la gobernación de nuestros derechos y obligaciones.  Que desterremos la idea de ser todos iguales.  Otra Secretaría para reflotar el concepto de la autoridad que la da, por ejemplo, la sabiduría, el grado, o el peso de los años y la experiencia.
A no considerar el trabajo, «el curro» que dicen los jóvenes, como lata o castigo. El trabajo redime.  Otra Secretaría de Estado que no fomente el relativismo moral que nos seduce…Hago de mi vida lo que me place. Si a alguno o alguna rozo… ése es su problema. Yo ni mato ni robo. Aireo mis intimidades hasta lo inverosímil y si me dan dinero por escenificarlas miel sobre hojuelas…
Para valorar que somos un conjunto, un país, aunque seamos un país puñetero… Y que los jóvenes aireen su bandera claro que sí, pero después de convivir con ella amándola y respetándola unos cuantos meses…
¡Cuántas Secretarías de Estado deberíamos tener…!
Pero hasta que esto se arregle y siendo hoy veintitrés de febrero, permítanme por lo menos, que yo recuerde al prototipo. A un Secretario de Estado poco conocido hasta entonces, un tal Don Francisco Laína que junto con Don Sabino, otro consejero áulico, tomaron las riendas de una diligencia con todos sus caballos desbocados… Querían echar a uno que estorbaba y que ya se había ido…Y todos los caballos y elefantes habidos y por haber, cobardes ellos, se trompicaron en el asalto hacia el poder… que es lo que querían y no quitar al que estorbaba y que ya no estaba… Se acollonaron todos ante el estropicio… D. Francisco y D. Sabino bastaron…

JortizrochE

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