La luna creciente de mayo y el «wu wei» de Chuang-Tse

Me han llegado por Internet unas aproximaciones fotográficas a los cambios de la luna que vemos aquí, pues pudieran influir en nuestro mundo de ilusiones y de esperanzas al registrar sus transformaciones de Creciente a Menguante, de Llena a Nueva.
Y no ha mucho que me sorprendió Zuri, mi perra, mirando fijamente a una Creciente, cuya estela se prolongaba a lo largo de una calle vecinal; pensé en el decir «ladrar a la luna» que cuenta hasta con un YouTube-Kudai, con literatura infantil y cantautores de los mitos orientales convertidos en horóscopos según se levanten el sol y la luna: «Tu» el Conejo, «Long» el Dragón, «She» la Serpiente, «Ma» el Caballo, «Yang» la Cabra, «Hou» el Mono, «Ji» el Gallo, «Gou» el Perro y «Zhu» el Cerdo. Los chinos trataron de congeniar los movimientos del sistema planetario, observando las sombras que produce un palo clavado en vertical.
Pero las sutilezas chinas llevan siempre a conclusiones que no tienen nada que ver con el fetichismo, pues ayudan al ser humano a observarse a sí mismo desde una perspectiva interior. El cosmos será, ante todo, armonía, lo mismo que «el saber que se sabe lo que se sabe que se sabe y que no se sabe lo que no se sabe que se sabe», decía Confucio, para quien la sabiduría es, ante todo, comportamiento más que creencias religiosas, basándolo únicamente en pura observación: «Por muy lejos que nos lleve nuestro espíritu, nunca será más allá de nuestro corazón». Y mi curiosidad me condujo a hace 2.500 años, cuando presagiaban una nueva era en Occidente y en Oriente con la llegada de una generación de sabios; Tse significa en chino «el que enseña», y Chuang-Tse, el maestro carpintero Taoista, estimulaba a la «no acción (Wu Wei)», frente a las inestabilidades de tiempos de cambio similares a las nuestras, cuando el esplendor de la cultura coincide con la evolución socio-económica.

HECHOS Y DICHOS
La ignorancia es la Noche de la Mente; pero una Noche sin Luna y sin Estrellas. Confucio

SI SE QUISIERA TOCAR LA LUNA
Cuando el índice señala la luna, el bobo sólo se fija en el dedo.

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