De Lunes a Jueves (el resto descanso)

Lunes
Como perros amorosos y desconfiados que se olisquean por primera vez en una esquina, empiezan las primeras relaciones de los partidos políticos torrevejenses en la oposición, PSOE, APTCe y los incombustibles Verdes. Un diálogo olfativo y de aproximación que ha comenzado más con las funciones intestinales en detrimento de la cerebral. Algunos, en el equipo de Gobierno municipal, empiezan a relamerse después de visto lo visto.

Martes
Decía un personaje del novelista Umberto Eco que los curas empiezan a estar contigo nada más nacer, cuando te bautizan, te los vuelves a encontrar en el colegio, luego en la primera comunión y la catequesis, y ahí hasta el día de tu boda. Yo le incluiría que, además, te los encuentras en día de tu funeral de despedida (el último ADIÓS) y últimamente en la celebración de las victorias electorales de determinado partido político. Y es que, por mucho que repitan que su reino no es de este mundo, a algunos curas les gusta demasiado meter la mano en los asuntos de éste.

Miércoles
Recibo la llamada de una joven amiga que me invita a ir de compras. Acepto sin preguntar y dos horas más tarde me veo a las puertas del sex-shop próximo a uno de los Mercadonas de la localidad. Para uno, que tiene cierta edad y no está muy ducho en estos menesteres, subidón y cierta incomodidad; para ella, diversión y normalidad. Amor, sexo y soledad, tres conceptos tan antagónicos y tan relacionados. El sexo vinculado al amor como modelo social, la sentimentalización del amor o su genitalización. Y, al final, siempre la soledad.

Jueves
El recién Licenciado en Ciencias de la Información (periodismo) D. Antonio Aniorte me invita a su pregón anunciador de las fiestas y Romería de la Virgen del Rocío. Se lo agradezco y amablemente declino la invitación. Lo mío no es el «polvo del camino» ni el «traqueteo de las carretas». Mi amigo Antonio, que poquito a poco y casi sin darnos cuenta se nos ha hecho un hombre, y, sobre todo, un buen profesional. Enhorabuena Antonio por tu Licenciatura y, ¿por qué no?, por tu pregón.

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