El Periódico de Torrevieja 459

Hay sensaciones básicas que percibimos normalmente cada día y sin apenas darnos cuenta. Sensaciones de bienestar, de frío, de agobio, de seguridad, de alegría, de miedo, de estupor o de hipocresía en nuestro alrededor. Muchas de ellas vienen dadas según las compañías que tengamos enfrente. Las personas adultas somos capaces de descifrar -o así lo creemos- cuándo algo es auténtico y cuándo no lo es, pero hay cantidad de ocasiones en que nos falla la percepción y más tarde comprobamos que pusimos nuestra confianza en algo o en alguien que en realidad no la merecía, o viceversa. Es igual, hay que seguir adelante.
También hay otras sensaciones especiales que nos llevan por unos u otros derroteros y así van forjando nuestra existencia. Lo bueno es ir escogiendo en cada situación lo que creamos mejor, según nuestras posibilidades, sin miedos, ni cobardías, teniendo muy claro que podemos equivocarnos, por supuesto, sólo aquel que no hace nada no se equivoca nunca, pero tampoco consigue nada extraordinario, ni saborea la satisfacción del triunfo. La vida es arriesgarse continuamente para seguir adelante, sentir la adrenalina, vibrar con las emociones nuevas. Lo ideal es hacerlo sin miedo, de frente, con honestidad y convicción, teniendo siempre claro que hay que aprovechar las ocasiones que se nos ofrezcan, porque puede que no se vuelvan a presentar cuando a nosotros nos venga bien. Lo que no es recomendable es sentarse a llorar las desgracias, ni esperar que otros nos resuelvan la vida -porque quizá estarán con la suya-. Lamentádonos no conseguiremos nada, sólo ponernos peor o caer en depresión. Lo bueno es renacer cada día y pensar en positivo, que igual que sale el sol cada amanecer así resurgen las personas cuando lo intentan de verdad y con todas las fuerzas. Si lo buscas, siempre hay un futuro mejor, no lo dudes.

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