Tras los resultados electorales del 20-N, que yo calificaría de muy malos, aunque perfectamente previsibles -y así lo hice notar en varias ocasiones-, cabe hacer una reflexión colectiva sobre lo ocurrido y sus causas. Ante todo, hay que decir que esta debacle es debida a que más de cuatro millones de votantes socialistas han considerado ésta como una opción «invotable». La crisis que padece España es triple: es económica, es política y es institucional.
En lo político, el «zapaterismo» se ha revelado como nefasto, pero en general se puede decir que todos los políticos españoles merecen un suspenso matizado. No hablaremos de corrupciones ni de corruptelas ni de intereses partidistas, que afectan a todos por igual, distribuyéndose de forma normal con precisión matemática.
Sobre la crisis institucional, que interesa a la Justicia, a la Monarquía, al Tribunal Constitucional, a los sindicatos y a las Administraciones sin excepción, baste decir que es consecuencia de la primera. Cuando la política y el partidismo lo invaden todo, se pierde la independencia de los poderes del Estado y hasta la decencia en el Gobierno de la cosa pública.
De la crisis económica, sólo decir que es la consecuencia natural de una imprevisión y una omisión lamentable, que arranca en la etapa del Gobierno anterior, pero cuya responsabilidad recae en grado máximo sobre quienes primero la negaron y luego no acertaron ni en el diagnóstico ni en las soluciones, siendo muchas de ellas erráticas y hasta contraproducentes.
En febrero tendremos congreso. La verdad es que, como lo hemos hecho bastante mal, por lo visto, y como estaremos previsiblemente en la oposición algún tiempo, no tenemos que tener ninguna prisa. Los compromisarios que acudan a ese congreso deben llevar un mandato claro de las bases -no mediatizado por la dirigencia- de crítica política al «zapaterismo» y de renovación del partido sobre premisas distintas a las que han regido su funcionamiento y su acción en los últimos años. Hagamos un breve repaso sobre lo que debemos pedir perdón y pasar página cuanto antes:
1º) Las sociedades tienen unos valores y unos antivalores, y ambos cambian con el paso del tiempo. Subvertir los valores y antivalores de una sociedad mediante la acción política sectaria, imponiendo incluso «cordones sanitarios» al oponente político -que representa casi a la otra mitad del electorado-, a la larga sale mal. Este ir más allá en las ideas para cambiar la sociedad nos ha llevado al esperpento de decir una ministra del Gobierno de España que el feto no es un ser humano. El hombre es un ser dotado de una naturaleza humana. No se puede reivindicar su humanidad despreciando su naturaleza y reinventándola con criterios ideológicos extraños. Como ser humano, el hombre es sujeto de derechos previos a la acción del Estado o a la intervención de la política. El Estado no es un creador de derechos nuevos. Los derechos del hombre son los que fueron siempre y están bien reconocidos y enunciados desde hace algún tiempo. La Ley o las mayorías no son criterio de verdad absoluta, pues esto nos conduciría -como bien demuestra la historia de los totalitarismos del s. XX- a la perversión de la razón, a la deshumanización y la dictadura, que suprime la libertad y cercena la disidencia.
2º) Concretando, proyectos hechos leyes como la del aborto, que reconoce éste como un derecho, ha llevado a España a la situación en que la primera causa de mortalidad por delante de las enfermedades cardiovasculares es el aborto, siendo el número de los mismos igual al déficit demográfico español y veinticinco veces superior a la demanda de adopciones.
Especial mención merece el adoctrinamiento en la escuela. En los últimos años en España, el Gobierno ha concedido a la izquierda ideológica más radical planteamientos que en absoluto representan a la mayoría del PSOE y que han sido impuestos en las escuelas mediante textos más propios de tiempos pasados. La dirección del PSOE nos ha retrotraído a la Guerra Civil, malogrando así la vocación del partido de superación histórica y de concordia que inspiró el espíritu de la Transición. Se ha llegado a reescribir la historia y se ha tomado como fuente de legitimidad un pretendido entronque con la II República, ignorando cuarenta años de la historia de España, una restauración de la Monarquía, una sucesión en la persona del Rey y una Transición donde casi todos mostraron más generosidad y sentido de la responsabilidad que ahora.
Sería no acabar entrar en asuntos como los planteamientos ideológicos de género, instituciones básicas de la sociedad como la familia, temas como la identidad nacional, la tradición cultural y su enraizamiento en las fuentes judeocristianas, el ataque a la religión cristiana y sus manifestaciones públicas, la coalición con los nacionalistas y separatistas en Cataluña, la legalización de Amaiur, el voto favorable al Estatuto de Autonomía de Cataluña que muchas y muy cualificadas personalidades -como Alfonso Guerra- dijeron ser inconstitucional, etc.
En conclusión, no todo lo que se dice progresista significa un progreso. De hecho, España y los españoles en general, no han progresado en los últimos años. Se impone una reflexión serena sobre personas, pero especialmente sobre contenidos y sobre ideas, para hacer de la España del s. XXI una nación próspera, respetada en el concierto internacional, y donde se combine la libertad individual con la defensa del bien común, la justicia con la solidaridad, y el progreso con los valores.
Celedonio Perea Marco
Señor Celedonio, lamento comunicarle que la forma y contenido de sus ideas corresponden más bien al nacionalsocialismo que al de la socialdemocracia.
buno parece qwue los socialistas aun no se han enterado que han perdido las elecciones por mayoria aplastante y eso es debido a su mala gestion nacional…deberan pasar muchos años, para que lo puedan intentar y sacar tajada de nuevo, pero segun estan las cosas,,van para rato..porque solo se interesan a si mismos,vease las guerras fraticidas que estan llevando en estos momentos para ver quien sale elegido candidato a dirigir el partido,por eso los españolitos que no somos tontos,,,trataremos de que no salgan jamass presidir el gobierno que han destrozado los ultimos 8 años de mandato.
Ya que existen unos versados jovenes en la materia del socialismo, tal vez podrian darme una opinion de este tipo de socialimo, que la situacion en Venezuela y el llamado socialismo del siglo XXI, un pais que sufre un exceso de violencia(asesinatos furtivos), despropiacion ilicita de bienes a manos del gobierno socialista, ausencia de viberes basicos y en general el alto costo de la vida que aumenta a diario.
Gracias y disculpen mi espanol