«Paren el mundo»

Antonio Ruiz Sáez
Concejal del Grupo Municipal Socialista

Tiempos convulsos nos toca vivir en este mundo traidor, que pasa en un momento del azul esperanza al negro pesimista. Así somos los humanos y así es una sociedad desorientada, conformista, que asiste impertérrita al número circense del más difícil todavía, y al son de redoble de tambor contemplamos atónitos a jueces que juzgan a un juez y le condenan por perseguir e investigar la corrupción y los crímenes de la dictadura; a corruptos y verdugos que salen impunes; a poco «molt honorables» que arruinan económicamente a la comunidad que presidieron, dando lecciones magistrales con la nota de sobresaliente y con guiños a los jurados populares; a la señora De Cospedal, diciendo que el «PP es el partido de los trabajadores y no me cansaré de decirlo», mientras se despachan con una Reforma Laboral que retrotrae los derechos de los obreros a tiempos del franquismo, elevando a los empresarios a la categoría de amos; a la inmoralidad de subir los impuestos, a subirlos sin ningún pudor -eso sí, temporalmente-.
En este mundo traidor que avanza sin remedio a la perdición, hemos pasado de los «errores» de Zapatero a los horrores de Rajoy, al que esperamos un día de éstos en una aparición mariana. A ZP no le perdona sus pecados esa sociedad indignada que acampó en las plazas de los pueblos facilitando con su desidia y abstención y al grito de «no nos representan» la llegada al poder del Mesías que salvaría a la patria de la «intervención» de los Santos Mercados con pleno empleo para todos, con educación y sanidad de calidad (para los que puedan pagársela), dispuestos, si fuera necesario, a inflar las cuentas del déficit público para justificar los recortes sociales y aparecer como los precursores de la reactivación económica, mientras en la comunidad autónoma preferida por el PP, campeones del despilfarro, del endemoniado déficit público, amantes de grandes eventos y de líderes en imputados judiciales con asientos en las Cortes Valencianas, esa sociedad de indignados ni está ni se le espera.
Y a la espera de que este mundo traidor reaccione y la sociedad indignada despierte contemplando cómo pasa la vida sin inmutarnos, algunos pararíamos en la parada del bus más cercana, con nuestras tiendas de campaña y gritaríamos: «PAREN EL MUNDO, QUE NOS BAJAMOS, que este mundo no lo entendemos». ¿O sí?