Sanidad y educación, de lo público a lo privado

Creo que todos estaremos de acuerdo en que la salud y nuestra formación académica y personal son fundamento de igualdad, son los pilares principales de la vida de los ciudadanos y ciudadanas de un país y por consiguiente, de toda la sociedad. El Sistema Público de Salud es el encargado de mantener del bienestar físico y mental de las personas con un mínimo de garantías de calidad mientras que, la educación pública, más allá del núcleo familiar y el entorno de cada uno, es la principal fuente de transmisión de valores de convivencia y de formación profesional para el individuo.

 

Pues bien, parece ser que la factura de la hipoteca pública, en forma de déficit por la mala gestión de los sucesivos gobiernos, no la van a pagar los especuladores que han evadido decenas de miles de millones de euros anuales de la burbuja inmobiliaria, ni los bancos que se lucraron de este circo ibérico, ni los ministerios de Defensa o Presidencia, ni la monarquía o la Iglesia. Esta factura la vamos a pagar (o más bien repagar) todos nosotros y nosotras en la sanidad y la educación.

 

En educación, lo están pagando nuestros hijos y lo estamos repagando nosotros mismos desde la primaría hasta la universidad. Nuestros hijos están pagando esta factura hacinándose en las aulas, quedándose sin folios, poniéndose mantas para no pasar frío y con menos profesores y más cansados a los que preguntar sus dudas. A ver quién estudia en estas condiciones. Y los padres la vamos a repagar con libros más caros; con el transporte, el comedor escolar, las matriculas universitarias y las tasas escolares más altas. Ya lo estamos viendo. Nuestros hijos lo están pagando hipotecando su futuro con una mala formación profesional y nosotros los estamos repagando con los impuestos que ya pagamos y todos los recortes que nos queda por repagar.

 

Los presupuestos en educación pública descienden un 22% y la inversión un 50%, mientras que, simultáneamente a estos brutales recortes, se mantiene la financiación pública de los centros dela Iglesia Católica, se están otorgando ventajas fiscales para quienes deciden escolarizar a sus hijos en centros privados y se van derivando cada vez mas recursos a la inversión en la red privada y los conciertos educativos. No se trata de eliminar el sector público educativo, sino de hacerlo secundario y destinado a atender, sobre todo, a las clases bajas, migrantes y minorías, así como al alumnado con mayores dificultades de aprendizaje, es decir, a quienes sean rechazados por el sector privado. Quien quiera educación, que la repague; esto es lo que nos dicen.

 

En Sanidad, la situación es aún más sangrante, si cabe. La privatización de muchos de nuestros hospitales ya la estamos sufriendo, de eso en Torrevieja sabemos mucho. Decían que sería más barato, y la deuda a proveedores de nuestro hospital ya asciende a 29 millones de Euros; decían que sería de mayor calidad, y las negligencias médicas ya se están cobrando vidas de bebes recién nacidos o de madres de familia con niños pequeños; decían que los médicos serían los mejores, y se está demostrando que se contratan para atender especialidades para las que no tienen formación. Se les impone límites de prescripción de pruebas diagnósticas por ser demasiado caras y las velocidades de la cita en las consultas médicas sólo dan tiempo a dar los buenos días, si tu dolor te permite ser educado.

 

Pero es que ahora vamos a peor. El gobierno ha eliminado las ayudas a la dependencia, ha impuesto el copago (más bien, repago) farmacéutico a los pensionistas y ya se están retirando servicios médicos a parados de larga duración en varias comunidades autónomas. Que los trabajadores paguemosla Seguridad Socialy tengamos que repagar los fármacos ya es denunciable, pero que nuestros pensionistas, que ya están sufriendo el fin de la dependencia, la congelación de las pensiones o el aumento del coste del transporte público y después de pagar ala SeguridadSocialtoda su vida, tengan ahora que repagar sus medicamentos, ya es de traca, sobre todo, cuando estamos pagando con la privatización de los hospitales el “beneficio empresarial”. Es lo que todos podemos conocer como el negocio de la salud, nuestra salud.

 

¿Vamos a permitir el negocio de la educación y la sanidad? Lo que es de todos y todas debemos exigirlo todos y todas. Hagámoslo juntos.

 

Víctor Ferrández Esteve, Licenciado en CC Políticas y dela Administracióny miembro del Consejo Político Local de Izquierda Unida (EUPV)

 

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