Ya estamos aquí otra quincena más, gracias sobre todo a la subjefa, que nos preavisa, avisa y requeteavisa de que estamos a casi jueves y que las páginas se están cerrando. Uno, que entiende un poco de esto, sabe las apreturas a las que están sometidas las maquetistas y demás personal de la redacción. Bueno, vamos al meollo, y se trata de que estos últimos días hemos visto mezcladas un par de noticias locales de cierta envergadura, más que nada por la repercusión política de una, y la repercusión social de la otra. Como ya habrán adivinadao mis perspicaces lectoras y lectores (ay, tengo alguna que otra a la que le agrada el estilo suelto e informal, y nada cheli, oye), me estoy refiriendo a esa entrada sublime a los Juzgados de Torrevieja, esa imagen impoluta, rotundamente clásica, tal vez una pizca altiva (y es que que te citen a un Juzgado para lo que sea no es cosa baladí), naturalmente seria y un tanto introvertida, esa imagen tan propia del «concejal látigo», como ya le llaman en determinados círculos concéntricos, o sea de Apetece Soler, que antes que cocinero fue fraile, o como se diga, digo que allí aparece Domingo Soler, compuesto con su maletín de alto ejecutivo, al Juzgado a declarar por serios asuntos de supuestas injurias al honor por unas rotundas declaraciones sobre cuestiones espinosas contra dos ediles del equipo de Gobierno municipal del Partido Popular. La cosa va tan en serio que le piden una pasta larga, seiscientos mil del ala del euro, moneda que en estos momentos está tan de capa caída. Esa imagen entrando al Juzgado junto a una buena masa de periodistas de ámbito local de todos los géneros posibles, prensa tradicional, prensa digital, prensa de colores, emisoras de radio públicas y privadas, o semiprivadas, o semipúblicas, o lo que copón sea, televisiones por cable, corresponsales patriotas, corresponsales escépticos y corresponsales curiosos de distintos medios de comunicación, junto a un buen grupo de senegales o gambianos realmente ociosos, magrebíes también rabiosamente ociosos y gentes curiosas, que siempre las hay, ay, pues allá que iba Apetece Soler como si fuera El Llanero Solitario a entrar a los Juzgados, con paso ligero y semblante serio, como debe ser. Eso por una parte. Por otra, la fuerte movida por culpa de los supuestos ilegales senegaleses, que venden mercancías ilegales, puesto que no pagan tributo alguno, pero que nos damos cuenta ahora, después de 25 años ejerciendo esa «profesión» de manera ilegal. Por supuesto, los comerciantes tienen toda la razón, pero es que mientras les han engatusado con promesas de toda índole para afianzar su voto a la hora de la cercanía de un período electoral, han sido más buenos que los santos. Y ahora, pasada la borrasca… son los verdaderos culpables de la crisis mundial. Mientras nos ocurre esto en la aldea local, la lideresa madrileña recorta el sueldo a funcionarios otra vez; la alcaldesa madrileña, Ana Botella, plantea que no se recoja la basura los domingos y festivos para abaratar costes, además de intentar que las dependencias públicas se limpien un par de veces a la semana para reducir coste; las mujeres «mineras» son desalojadas del Senado como si fueran unas vulgares delincuentes, ya que lo único que quieren es que no haya recortes en el sector del carbón y sus familias puedan sobrevivir a esta brutal crisis propiciada por muy pocas manos. Y, mientras tanto, ya comienza a cuestionarse la utilidad de tanto congresista, tanto senador, tanto diputado regional y provincial y tanta caterva de asesores que pululan por doquier. A ver si con un poco de suerte vamos eliminando tanto dislate junto. Salud y buena quincena.
Usted dice «pero es que mientras les han engatusado con promesas de toda índole para afianzar su voto a la hora de la cercanía de un período electoral, han sido más buenos que los santos.» Perdone pero no pueden votar ( el 99,99%), salvo que Senegal pertenezca a la UE y yo no me haya enterado.