Martin Heidegger
El pensamiento surge de todas y cada una de las actividades humanas, pero habrá que analizarlas si se desea profundizar en lo que nos define como seres pensantes hasta llegar a conclusiones por medio de la reflexión.
Y el mundo de la televisión es una de ellas. Tengo ante mí infinidad de repulsas del papel que juega en nuestro entorno pero no quisiera herir sentimientos con infinidad de citas como la del crítico Joaquín Leguina: «La televisión en España es una dictadura de la incultura y de la degradación», aunque supongo que se referiría al mal uso generalizado o a que algunos la empleen para confundir opiniones. Tras el hecho de que un pensador de la talla de Martin Heidegger (1889-1976) se atreviera a poner el dedo en la llaga dando su fallo sobre el mundo televisivo, se deducirá que se trata de un elemento digno de tenerse en cuenta dentro del planteamiento humano, guste o no guste. Heiddeger había nacido en Messkirch, en el estado alemán de Baden-Würtenberg de Alemania. Sus estudios iniciales en la Universidad de Friburg sobre las ciencias naturales y la filosofía le llevaron a ser uno de los exponentes del análisis fenomenológico moderno sobre el comportamiento humano, planteándose quebrar las estructuras mentales del pensamiento occidental a través de la hermenéutica del lenguaje.
¿Qué tendrá la televisión que atrae a mayorías? Su efecto puede resultar decisivo haciendo cambiar el péndulo de la historia, dice H.M. McLuhan: «Vietnam no se perdió en los campos de batalla, sino en la caja televisiva», aunque lo peor sería que, si bien ofrece temas para rumiar durante la jornada, suele robar el tiempo para hacerlo, sobre todo si se usa como caja de Pandora de todos los males presentes.
HECHOS Y DICHOS
Pronto la televisión hará el recorrido de todas la relaciones humanas. Martin Heidegger
IMÁGENES ROTAS
Lo bueno de la televisión es que, cuando se apaga el «gadget» o aparato, no se necesita una recogida selectiva de basuras.
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