Una historia sin final feliz

Los anales de una clínica de recuperación inglesa relatan la recaída después de ±30 años de abstinencia.
Él, ya «seco», se casó, tuvo tres hijos, vivió totalmente sobrio.
Llegó el día de la fiesta y, radiante de felicidad, se acercó a su padre con una copa de champán. Lleno de expectación, el padre se quedó mirándola. Era su hija preferida. ¿Qué deseo podría albergar? Quizás quería darle las gracias por todo y pronunciar ante todos: «¡Viva mi padre!».
«Papá», comenzó a decir la novia emocionada, «en toda mi vida nunca te vi alzar una copa. Concédeme un favor. En este día tan señalado, brinda por mi felicidad, por favor».
Después de hesitar un momento, y sobrecogido por los sentimientos, vació el champán de un solo trago.
El resultado fue una recaída fulgurante. ¿Fin de la historia? El internamiento permanente en un psiquiátrico.
La pregunta: ¿Nunca habían pensado los hijos el porqué de la actitud «atípica» del padre? Bueno, simplemente era así. Nunca jamás llegó a sus oídos el «porqué».
Era un padre de familia módelico de su tiempo. Gozaba de buena reputación profesional y social. Era respetado. El pasado no era comentado y se guardaba bajo 7 llaves en el armario. Para aquella sociedad, de mentalidad pequeño burguesa, lo que no debía ser no existía en su círculo privado. OK, se hablaba de inmundos borrachos, personas carentes de carácter; sin disciplina, vagos, que no sabían comportarse y muchas veces asociados/as a los más abyectos individuos del proletariado, proclives a inconfesables vicios, desde ciertos aspectos ideológicos. La confirmación del «Untermensch», o sea, individuos de orden inferior.
Desde la perspectiva actual y viendo el «mal uso» de una sociedad permisiva, quizás hasta disfuncionada, pero no carente de información respecto al alcohol «como droga», puede resultar ilógico, extraño. Eran otros tiempos, ¿otra moral?
En 1849, el médico sueco Magnus Huss acuño el término «alcoholismo» en tanto que enfermedad crónica sujeta a recaídas.
En 1935 se creó Alcohólicos Anónimos para la ayuda a la recuperación de esta enfermedad.
En 1952, y ante la magnitud del problema, la Organización Mundial de la Salud contrató al Dr. Morton Jellinek como asesor para una investigación en profundo, lo que la Organización ya consideraba «El alcoholismo es una grave epidemia». En su famoso libro «Disease concept of alcohol», de 1960, divulgado a escala mundial por la OMS, muchos gobiernos se concienciaron e incluyeron en su legislación la realidad de alcoholismo como enfermedad. Con ello, también se divulgó el tema en el ámbito de la higiene social.

El Ruralico

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