Julián Carcaño Pareja,
ex-concejal de Torrevieja y miembro de Los Verdes
Acusado por los presuntos delitos de prevaricación y de falsedad documental durante el trámite de la adjudicación fraudulenta del servicio de recogida de basuras en 2004 por casi diez millones de euros anuales a la firma Necso (Acciona), la imagen que ofreció Hernández Mateo en su primer día en el banquillo de los acusados no pudo ser más patética.
En la soledad del banquillo, hubo momentos en sus declaraciones en los que se mostró muy compungido, haciéndose el perseguido y casi lloriqueando (sigue siendo un gran actor de karaoke).
Siguiendo el habitual manual de los políticos corruptos ante los Tribunales, Hernández Mateo intentó hacerse el tonto e incluso el analfabeto: «Firmo todo lo que los funcionarios me pasan, me fío de ellos… Me limito a firmar, no compruebo nada, no es mi trabajo», declaró el 26-10-12.
Tonta e increíble excusa en un individuo que ha sido durante 23 años alcalde de Torrevieja y que aún es diputado autonómico para vergüenza de las Cortes Valencianas; máxime cuando el contrato de marras no era de cien euros para comprar unos simples bolígrafos para el Ayuntamiento, sino para adjudicar una contrata de recogida de las basuras de más de 130 millones de euros y que contaba con el informe en contra de los técnicos municipales, como muy bien sabía el alcalde por haber participado en múltiples reuniones sobre el turbio asunto.
Pero lo más patético fue cuando, después de hacerse el tonto, don Pedro Ángel intentó descargar toda su responsabilidad echándole las culpas al muerto. «Le dije a Emilio Gómez que buscara tres despachos para la consulta», declaró el diputado imputado. Y añadió: «Él lo preparó y lo supervisó todo».
El imputado también pretendió olvidar que el aparejador municipal Emilio Gómez Jover (fallecido en 2010), en las declaraciones que realizó en 2009 ante el Juzgado nº 4 de Torrevieja, había asegurado que no participó en la solicitud del informe del bufete de abogados, cosa que recordó el fiscal en la vista.
En la segunda sesión del juicio, una testigo desmontó la coartada del ex-alcalde, al afirmar que Hernández Mateo no firmaba los decretos sin leer y que “a veces venían con correcciones a mano para que cambiásemos cosas”. Además, mantiene que el diputado la llamó por teléfono para pedirle expresamente que incluyera que se había consultado a otros despachos legales.
Atrapado en las trampas de su propia avaricia y con tal de librarse de la trena, Hernández Mateo no dudó en incumplir esa habitual regla humana de «hablar bien de los muertos y de respetar su memoria», sobre todo cuando, como es el caso, se trataba de un amigo y de un aliado político.
El Ministerio Fiscal hizo alusión ayer a que Los Verdes intentaron recusar al técnico Emilio Gómez Jover, porque en el momento de decidirse la contrata de las basuras su hijo -que figura como testigo en la causa- era edil de Urbanismo con Hernández Mateo, su hija trabajaba y aún trabaja como personal de confianza del Ayuntamiento, otra hija en una empresa ligada a la gestión de aguas del municipio y su yerno en tareas de seguridad e higiene en Acciona.
Conociendo el perfil del caciquismo político que implantó Hernández Mateo en Torrevieja, con un increíble desarrollo de la compra-venta de voluntades a base de prebendas y de empleos municipales, no me extrañaría nada que ese patetismo del que ya ha hecho gala el ex-alcalde se incremente en las próximas sesiones del juicio.
El hijo de Gómez Jover que acudirá como testigo, ¿secundará la intentona de Hernández Mateo de echar la mierda sobre la memoria de su padre?
Los ex-portavoces municipales del PSOE Ángel Giménez y Manolo Vera, ¿irán como testigos a proporcionar no se sabe qué coartadas en correspondencia a favores políticos recibidos en el pasado?
Por experiencia sabemos lo que pasa en estos casos. Mientras los poderosos siguen mandando, todo son alabanzas y peloteos, pero eso se acaba cuando la Justicia les alcanza y empiezan a ser mirados como apestados, como ocurrió con el GIL en Marbella.
Una reflexión final que puede servir de moraleja. Cuando Hernández Mateo alcanzó la Alcaldía de Torrevieja en el año de desgracia de 1988, en su forma de hablar y en sus poses gestuales, intentaba imitar al entonces todopoderoso Luis Fernando Cartagena. Cartagena, que fue alcalde de Orihuela de 1987 a 1997 y consejero de Obras Públicas de la Generalitat Valenciana de 1995 a 1999, vio truncada su carrera política cuando fue condenado en 2002 a cuatro años de prisión por los delitos de falsedad en documento mercantil y malversación de caudales públicos. Camino lleva Hernández Mateo, tribunales mediante, de seguir emulando hasta el final la trayectoria política de Luis Fernando Cartagena de ir a parar a la trena. A la trena de Villena.
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