La nefasta violencia

El elemento esencial en la violencia es el daño, tanto físico como psicológico. Este puede manifestarse de múltiples maneras (por ejemplo, los estímulos nocivos de los que depende) y asociado, igualmente, a variadas formas de destrucción: lesiones físicas, humillaciones, amenazas, rechazo, etc.
Es destacable también el daño (en forma de desconfianza o miedo) sobre el que se construyen las relaciones interpersonales, pues está en el origen de los problemas en las relaciones grupales, bajo formas como la polarización, el resentimiento, el odio, etc., que, a su vez, perjudica las redes sociales y de comunidad.
Otro aspecto de la violencia que hay que tener en cuenta es que no necesariamente se trata de algo consumado y confirmado; la violencia puede manifestarse también como una amenaza sostenida y duradera, causante de daños psicológicos quienes la padecen y con repercusiones negativas en la sociedad.
En otro orden de cosas, cuando la violencia es la expresión contingente de algún conflicto social puede darse de manera espontánea, sin una planificación previa minuciosa.
Existen varios tipos de violencia, incluyendo el abuso físico, el abuso psíquico y el abuso sexual. Sus causas pueden variar, las cuales dependen de diferentes condiciones, como las situaciones graves e insoportables en la vida del individuo, la falta de responsabilidad por parte de los padres, la presión del grupo al que pertenece el individuo (lo cual es muy común en las escuelas) y el resultado de no poder distinguir entre la realidad y la fantasía.
Estamos viviendo en nuestro país estos tipos de violencia generado en la mayor parte por el uso de la misma verbalmente entre algunos dirigentes políticos y de sindicatos, hoy parece una gran hazaña el que llegue un muchacho a su casa y le diga a su padre vanagloriándose «Papá hoy le he pegado una patada a un policía» o «he quemado unos contenedores y un coche», lo lamentable de esto es que puede haber algún padre que premie o celebre la actitud de su hijo.
En Extremadura, recientemente, fue atacado e invadido por muchachos jóvenes capitaneados por dirigentes del Partido Comunista y de Izquierda Unida un colegio Salesiano, al grito de ¿Dónde están los curas que los vamos a quemar? Menos mal que han sido detenidos y están pendientes de juicio, pero aquí vemos un claro ejemplo de las actitudes de algunos dirigentes políticos que se creen que estamos en los años 30 y que la democracia para ellos consiste en eso, en llevar a cabo actos violentos contra todo aquello que les apetece o que su incultura y falta de civismo nos les permite comprender la situación desde otro aspecto más sensato.
Que la sensatez y la concordia se ha visto reflejada en las últimas elecciones celebradas en el País Vasco y Galicia, los resultados no pueden ser más elocuentes, todos aquellos partidos que utilizan la violencia verbal y, a veces, la física, se han visto castigados por las urnas y alguno en concreto tendrá que dar una vuelta de tuerca a sus actuales dirigentes y a sus tendencias ideológicas, convirtiendo estas en más socialdemócratas y liberales.

Carlos García

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