Torrevieja, blanca de vergüenza y negra de corrupción

Julián Carcaño Pareja
ex concejal de Torrevieja y militante de Los Verdes

«TORREVIEJA, BLANCA DE VERGÜENZA Y NEGRA DE CORRUPCIÓN» es la nueva marca de la ciudad salinera que, sustituyendo al antiguo lema «Torrevieja, blanca de sal y morena de soles», está proyectando a nivel nacional e internacional la manirrota banda del PP que tan mal la gobierna.
La más que presunta malversación de caudales públicos cometida con los teléfonos municipales por parte de diversos concejales y otros enchufados a dedo por el PP como personas de confianza, con llamadas a prostitutas y suscripciones a canales porno entre otras zarandajas particulares, está echando la imagen de Torrevieja por los suelos, sobre todo a partir del Pleno municipal del 6 de noviembre.
El escándalo es noticia en casi todas las televisiones y periódicos de ámbito estatal, dando una imagen deplorable de los rectores de Torrevieja e, indirectamente, de la ciudad.
El empecinamiento del alcalde, Eduardo Dolón, en intentar ocultar la información sobre las facturas de los móviles municipales, que le venían demandando Los Verdes desde hace años, el mantener en el cargo a concejales que en cualquier otro país europeo de tradición democrática habrían dimitido inmediatamente o sido cesados de forma fulminante y la convocatoria de un pleno ilegal el 5 de noviembre para no tener que dar explicaciones a los ciudadanos y ciudadanas e intentar desactivar el Pleno convocado el 6 de noviembre por la Secretaria del Ayuntamiento a instancias de los tres grupos de la oposición, se le ha vuelto en contra.
Tras la publicación de las distintas informaciones sobre el uso privado de los móviles oficiales por parte de varios concejales del PP Torrevieja, la Fiscalía de la Audiencia Provincial de Alicante abrirá diligencias de investigación sobre este asunto por una presunta malversación de caudales públicos. De momento, se sabe que el concejal de Educación y Deportes, Daniel Plaza, tiene registradas más de 200 llamadas a contactos sexuales entre 2007 y 2012, que el edil de Seguridad Ciudadana, Eduardo Gil Rebollo, estaba suscrito a un servicio de pago de canales de pornografía y que Javier Montoro, concejal de Infraestructuras, realizaba llamadas a su novia en las que se gastó 415 euros en dos meses.
Pero también se sabe que se adjudicaron mensualidades de entre 153 y 570 euros en gasto telefónico a otros responsables municipales como Agustina Esteve, Joaquín Albaladejo o al propio alcalde. De una investigación judicial podrían salir los sapos y culebras que aún permanecen ocultos en el fondo de las facturas de los móviles.
Durante años, los responsables políticos del PP se han creído que gozaban de total impunidad para hacer lo que les viniera en gana sin tener que dar explicaciones a los contribuyentes y tachando de «enemigos de Torrevieja» a quienes nos atrevíamos a criticar su gestión. Y siguen con esa dinámica instaurada durante 23 años en Torrevieja por el anterior alcalde, Hernández Mateo, que fue quien puso al actual alcalde y a su equipo donde están. De tal patrón, tal cuadrilla.
No se han dado cuenta aún de que la sensibilidad de la ciudadanía ha cambiado con la crisis económica y con los recortes sociales hasta el punto de opinar que la llamada casta política y sus privilegios constituyen el tercer gran problema de España. Mientras suben los impuestos y recortan gastos públicos como el transporte escolar, la gente ya no soporta ver cómo unos concejales que tienen unos sueldazos, en comparación con la media salarial, se gastan, además, el presupuesto municipal en llamadas privadas desde móviles públicos.
Mucha gente empieza a ver claro que si no dimiten es porque han hecho de la política su profesión y su modo de vida, siguiendo el ejemplo de su patrón Hernández Mateo. Pero el ejemplo de ese patrón desemboca en un pasillo que conduce al banquillo ante los tribunales, como le ocurre al ex-alcalde de Torrevieja.

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