Aparecido en «El Plural», de 22 de octubre.
«Poco a poco el montaje del asalto al colegio Salesianos de Mérida se va deshinchando. El director del centro, Marco Antonio Romero, ha manifestado que se está planteando retirar la demanda después de que un piquete estudiantil se acercara al centro a gritar consignas y una decena de ellos, todos menores de edad, entraran en el edificio. Romero reconoce que los hechos «se han inflado mucho por algún medio» y que no quiere que los estudiantes sean castigados».
Éste es el titular de la declaración del centro a algunos medios, naturalmente no reflejado por los «medios de desinformación y confusión» que tan profusamente han calumniado a los manifestantes que protestaban en defensa de la educación pública.
En El Periódico de Torrevieja, en su número correspondiente a la 1ª quincena de noviembre, dos caballeros opinan sobre el tema. Uno de ellos, «muy demócrata» (seguramente desde toda su vida), escribe en «Cartas a la directora», acusando a los socialistas de haberse quitado la careta al reclamar, algunos de sus dirigentes, la República Federal como futura forma de Estado, lo que para este señor parece constituir una muy seria amenaza, y, en su diatriba, no duda en relacionarlos como agitadores de la indignación y de un intento de golpe de estado, comparable al del 23-F, y acusa a los jóvenes manifestantes por la defensa de la educación pública en Mérida, ni más, ni menos que de delincuentes peligrosos.
El otro caballero nos da una lección magistral sobre los distintos grados de violencia «…Desde el campanario». Este señor señala como destacable «el daño (en forma de desconfianza o miedo) en el que se producen las relaciones interpersonales», y yo empecé a creer leyendo este artículo como el inicio de una denuncia más de la actual situación por la que pasa el país, con desahucios, destrucción masiva de empleos, con la consiguiente amenaza para los que todavía lo conservan, los recortes en los servicios públicos, sanidad, educación, seguridad social, congelación de pensiones, amenazas de penalizar y criminalizar a la ciudadanía que proteste o promueva las protesta… En fin, que esa era la violencia a la que se refería; pues no. Se refiere el caballero, no menos demócrata que el anterior, a la ejercida por los sindicatos e Izquierda Unida y pone también el ejemplo del «asalto» a los salesianos de Mérida, dedicando alguna ingeniosidad a como los papás de los asaltantes premiarán a sus cachorros «come curas».
Estos defensores del «Orden Público», que acusan a la, con razón, indignada ciudadanía de crear situaciones de violencia, olvidando de cómo se está utilizando a las fuerzas de seguridad del estado, no para impedir la violencia, sino para generarla en las más de las ocasiones, como está documentado con testimonios y vídeos aparecidos hasta en la televisión pública (aunque inmediatamente suprimidos de las siguientes emisiones), que se pueden ver en cualquier momento en grabaciones de YouTube; estos portavoces de las mentiras difundidas por los medios afines al gobierno lacayo de la BANCA y de Alemania, también se olvidan de los casos de suicidio que está provocando la más injusta ley de desahucio de toda Europa y la mucha violencia que se ejerce contra las víctimas de la especulación bancaria de los años de las vacas gordas de la «BURBUJA DEL LADRILLO».
Estoy seguro de que ambos caballeros serán muy buenos cristianos (si el carpintero de Nazaret levantara la cabeza, ¿que diría de los que en su nombre violentan al pueblo?) y acudirán a los servicios religiosos con sus familias, y seguro que se arrepienten ante el confesor de sus pecados, pero parece que mentir refiriéndose a los enemigos de clase no es pecado. Que su Dios les perdone.
Roberto Barrios
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