Quincena con tensión alta, cosa que no le importa a casi nadie. Ah, se me olvidaba: yo siempre he escrito con nombre, apellidos y a ser posible una buena fotico; jamás me he escudado en estúpidos seudónimos, entre otras cosas porque nunca he tenido nada que ocultar; y jamás, jamás he insultado, difamado, calumniado ni ningún otro ado a ciudadano alguno. Habré realizado comentarios mordaces, con cierta picardía, incluso jugando con las metáforas y las palabras, y seguramente unos habrán gustado y otros muchos no, pero nadie podrá decir que mi pluma ha servido para la injuria. Dicho lo cual, sigo con la tensión alta porque en España hay hambre, paro, los jóvenes se van al extranjero a buscar su futuro, existen desigualdades brutales, y privatizaciones. En nuestro municipio de gran población, en su medida, también se dan estas circunstancias. Por ejemplo, Agamed es el servicio de agua potable que está semiprivatizado, y supongo que los beneficios deben de ser espectaculares; la limpieza viaria y la recogida de residuos está totalmente privatizada, y la mercantil habrá ganado, es un suponer, una buena pasta; un buen número de dependencias municipales han sido llevadas a locales de particulares, tal vez para su mejor funcionamiento, pero está costando una buena pasta, y ahora se van a revisar esos contratos, lo cual está bien, más que nada por los malos tiempos que estamos atravesando. Y existe por ahí, que lo he leído en algún sitio, el llamado Banco del Bien Común, entidad financiera democrática y que sirve para eso precisamente, para hacer el bien al ciudadano y no para crucificarlo lentamente durante una vida con las dichosas hipotecas. Me dirán que algo funciona mal: justamente la usura que practican nuestros bancos buenos, malos y regulares. Sigo con la tensión alta porque nos ha dejado el Papa con una gran incertidumbre cristiana, es decir, no sabemos lo que va a ocurrir. Ya se habla del futuro Papa Negro. Mal rollo. Los jueces y fiscales van a la huelga por las medidas de Gallardón; Iberia está «pa» no volar; Hugo Chávez está muriendo lentamente, como casi todos lo vamos haciendo; el Bárcenas ese va por la calle haciendo payasadas y chulerías; el presidente del Gobierno, que dice muchas tonterías; la Cospedal que presenta una demanda civil contra El País y Bárcenas; el lío de los móviles que llega hasta Fiscalía. Yo, que alucino por enterarme tarde (bueno, es una mentirijilla porque ya sabía cosas) y mal de que tenemos todavía, a día de hoy, centros de educación que no se sabe de quiénes son, si del Ayuntamiento, si de la Generalitat, si de los padres y madres, si de los profesores y profesoras, si de los alumnos y alumnas, si del personal administrativo, si del personal de servicios… técnicamente, se dice a eso Sin Recepcionar. Y yo pregunto: ¿y si pasa algo -que nunca ocurra-, de quién será la responsabilidad? Y ya tengo respuesta: yo, porque soy el culpable de todos los males de nuestra Torrevieja. Y por eso no me baja la tensión, porque no puedo evitar tal sufrimiento. Dios me pille confesado. Salud y buena quincena.
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