El esperpento

Antonio Ruiz
Concejal Grupo Socialista

Lo que se vivió el 9 de abril de 2013, en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Torrevieja, pasará a los anales de la historia política de la ciudad por el esperpéntico, patético y nauseabundo comportamiento del “Portacoz” del PP, mi admirado Joaquín Albaladejo. Digo mi admirado porque es digno de elogio defender lo indefendible y pretender hacer la cuadratura de un círculo y culpabilizar a mi compañera Fanny y a mi mismo, intentando echarnos encima a los informadores locales por no poder informar, así como de otras lindezas lingüísticas propias de un personaje barriobajero.
No voy a entrar en cada una de esas “perlas” que manifestó el esperpéntico “portacoz pepero”, porque son, a todas luces, un cúmulo de alucinaciones alucinógenas propias de un trastorno mental transitorio, pero sí voy hacer mención a un par de ellas: “escrache informativo” y “esto ocurre porque no son torrevejenses”.
El esperpento, tildó nuestra estancia en el Salón de Plenos de “escrache informativo”; que yo sepa el Salón de Plenos no es propiedad de ningún partido político y estábamos allí porque no se había desconvocado el Pleno, como representantes políticos y a la vez como ciudadanos. Esta palabra tan de moda de procedencia argentina, que designa a las concentraciones ruidosas y pacíficas ante las casas de los políticos, la dio un uso el esperpento impropio de la propia definición. No nos manifestábamos ni impedíamos nada: si tanto le molestaba nuestra presencia que hubiera hecho la rueda de prensa en su despacho, o haciendo uso de la democracia, según el PP, que es el uso de la fuerza y la intimidación que hubiera dado órdenes a esos policías que acudieron a impedir la rueda de prensa de la oposición y que nos hubieran “invitado” a irnos.
El 80 % de los censados en la ciudad no son torrevejenses, o sea según el nacionalismo chovinista del esperpento no deberían participar en la política local: ¡Así que ciudadanos de Torrevieja venidos de fuera y que pagan sus impuestos y que libremente han decidido establecer su residencia, a la hora de votar no voten al PP!, que sólo os quieren para perpetuarse en el poder, emulando a un tal Fernando VII, pero adaptado a esta época: todo con el forastero pero sin el forastero. Y la otra conclusión que podría pensar que no lo hago porque respeto en demasía a este pueblo que me acogió hace14 años, es que el esperpento no quiere que los forasteros ni los naturales de la ciudad no adictos al régimen intervengan en la política local porque son los que se atreven en hacer frente al caciquismo de los que están gobernando la ciudad desde hace mas de 25 años y que prefiere la actitud de los adeptos nacidos en la ciudad y los forasteros afines quienes mantienen una permisividad y una complicidad total con la corrupción y con los especímenes que nos gobiernan y que sólo les mueven sus conciencias cuando van a recoger el sobre de los 300 euros. O dicho de otra forma, el esperpento sólo prefiere a esa gente, la demás está de más.
Afortunadamente, la gente natural de Torrevieja no es así, es gente amable y acogedora y sólo es una minoría la que piensa como el esperpento. Espero que éste despierte de su viaje alucinógeno, y administre correctamente los impuestos que le pagamos los que no somos de Torrevieja, que el dinero vale igual para unos y para otros, y deje de tener esa cobardía y pánico a la legítima fiscalización sino tienen nada que esconder.

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