En la visita que hizo a Torrevieja el Molt Honorable President de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, llama la atención que lo que más se resaltaba en los medios provinciales es que no hubo reivindicaciones, ni protestas. Dejando claro así que en los demás sitios que visita sí que las hay. Algo normal, dada la situación actual, con las deudas y recortes que la Generalitat mantiene con los ciudadanos y colectivos necesitados. Sin que se vea, ni se anuncie, solución alguna a corto ni medio plazo. Pero esto es Torrevieja, y aquí eso de quejarse no se lleva. Los sufridos torrevejenses aceptan todo sin rechistar. Tal vez en las redes sociales se hable algo, pero a la hora de la verdad, la mayoría se vuelve atrás. Es muy fuerte la presión aún. Hay muchos intereses en juego para muchos: trabajo, subvenciones, alquileres o cargos y representaciones. Y el interés común, el de todos los torrevejenses, queda para las tertulias de amigos, los corrillos y comentarios entre «cuñaos». Cuando hay que dar la cara sólo hacen acto de presencia los «buenos». Aquellos que si no aparecen pueden perder lo que tienen, por ser buenos. Tan sólo se atrevió a reivindicar la presidenta de ALPE, parece ser que habló con el Presidente sobre la penosa situación que atraviesan, tan acuciante, con la dependencia que no corresponde por la subvención, y ésta que no llega. Pero no sabemos qué le respondió él, ya que no se pudieron hacer preguntas, ni rueda de prensa. Eso tampoco se lleva ya, y no sólo aquí, sino en toda España. Hasta el Presidente del Gobierno comparece ante los medios de comunicación en pantalla de plasma, para que no se puedan hacer preguntas que les resulten incómodas. Una pena, cómo hacemos el ridículo a nivel internacional, cuando ven estas cosas. Pero nadie se inmuta y siguen hablando de transparencia.
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