El Periódico de Torrevieja nº503

Asistimos asqueados a un espectáculo inédito hasta ahora, con multitud de personajes, que parecían respetables, imputados y hasta encarcelados, algunos. Entre las múltiples corrupciones que están viendo la luz cada día, sorprenden los agoreros que se dedican a enturbiarlo todo, diciendo que todos son corruptos, cuando no es así. Como en todas partes, habrá buenos, malos e incluso regulares, pero nunca es bueno generalizar. Aquellos que antes decían que sólo eran malos los otros, ahora viendo a los suyos impregnados, se dedican a decir que es que todos son iguales. Mientras, se impone la ley del silencio. Como si al no hablar de ello no existiera. Hay que ver a los que les preguntan y se van por la tangente, sacando lo peor de los demás, aunque no venga al caso, saben muy bien lo que hacen. Ponen el ventilador -como se suele decir- para manchar a todos y que no se vea demasiado lo suyo. No se puede aceptar que todos estén ahí para forrarse, como dijo aquel. Aunque sí puede ser cierto que, después de estar un tiempo en el poder, las tentaciones sean mayores y demasiados caigan en ello. Tampoco es lo mismo beneficiar a algún conocido -que es lo que suelen hacer la mayoría- que esas grandes tramas corruptas que se están conociendo actualmente y que aún no se sabe hasta dónde puedan llegar. Ya que puede ser la punta del iceberg que se atisba detrás de tantas comisiones, financiaciones y grandes contratos, que al final pagamos entre todos. Pero tampoco podemos estar de acuerdo con los que empiezan a llegar a la conclusión de que en la dictadura no pasaba esto. De eso nada, lo que es que no se sabía. Es como todos aquellos famosos, que entonces eran personajes maravillosos y ahora que podemos saber todo, o parte de lo que escondían, descubrimos que nada era lo que parecía, y que las apariencias casi siempre son engañosas.

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