Albaladejo y su quincalla

Antonio Vera
Militante del PSOE de Torrevieja

Las acusaciones de malversación que está vertiendo Joaquín Albaladejo estos días contra el PSOE son pura basura política, y sus amenazas de llevar el tema a la fiscalía anticorrupción, un brindis al sol ridículo. El medrador Joaquín persigue crear en la opinión pública torrevejense la idea de que el PSOE local es más de lo mismo que el PP, esto es, que también esta infestado de vividores con ánimo de desviar dinero público para su interés personal. Para eso está usando la subvención del Ayuntamiento al anterior Grupo Municipal de tal forma que salpique al actual, acusando de forma encubierta a Dora Fernández y a Ángel Sáez de quedarse con aquellas subvenciones para fines privados.
Expliquemos la realidad de forma breve. El PSOE local no tiene tramas brugales que lo financien, vive de sus cuotas de militante y poco más, así que cualquier aportación, como las de los concejales del Grupo al Partido es, además de legal, bienvenida. En el actual Grupo Municipal las subvenciones municipales van a una cuenta común en la que todos los concejales están como titulares y son responsables de lo que allí se ingresa o gasta. El vividor Joaquín, llevado por sus ansias enfermizas de figurar y malmeter, sabe que eso legalmente debe ser siempre así pero que en la práctica es habitual que no ocurra. La cuenta de aquel Grupo de la legislatura pasada sólo tenía 2 titulares, Manolo y Marisa, dos seres expulsados del PSOE por estar vendidos al PP, que junto con otro ser también expulsado han salido ahora “casualmente” a hacerle la cobertura al prepotente Joaquín, mintiendo de forma descarada y miserable como, por otra parte, era de esperar siendo lo que son. Es ridículo pensar que los seres financiaron al Partido si este estaba como loco por expulsarlos, como finalmente ocurrió, tan ridículo como pensar que a Dora le llegó algo de ese dinero cuando no solo no tenía acceso a aquella cuenta sino que incluso fue apartada del Grupo al año de legislatura. El rastrero Joaquín sabe que sólo esa quincalla que le hace el coro puede explicar qué pasó con aquella subvención, pero no le importa y acusa veladamente a otros porque ni tiene ni ha tenido nunca ética ni moralidad política. Nuestro concejal de Hacienda se dedica a dar lecciones de moralidad, mientras esconde las facturas sin pagar para que no se sepa que tiene al Ayuntamiento en la ruina, y mientras que cobra más 8.000€ al mes del erario público sin dar casi palo al agua. Quizás es ese el problema, tiene demasiado tiempo para pensar y le aflora su calaña personal.

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