«¡Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo!». Hermosa frase de Arquímedes cuando descubrió la palanca. Arquimedes se cree que nació en el 287 a. C., aunque su biografía está llena de nebulosas. Lo cierto es que estudió astronomía, como su padre, Fideas, familia del rey Hierón II de Siracusa, tirano y sanguinario como Atila o Caligula. El chico también estudió fisica y química; cursó sus estudios en su ciudad natal, trasladándose luego a Alejandría (Egipto). En su famosa biblioteca se empollaba, de tal forma que olvidaba comer e incluso su aseo personal. Tenía como ejemplo a Euricles, geómetra y matemático, que tuvo una gran influencia sobre la mente de este joven inventor. Compañeros de estudio fueron Dositeo y Eratóstenes. Inventó el tornillo sin fin, para extraer agua de los barcos y campos inundados por las crecidas del Nilo. Volvió a Siracusa, pero nunca olvidó lo aprendido en el país de los faraones. Hay que destacar su «Principio de Arquimedes»: «Un objeto sumergido en un fluido en reposo recibe un empuje equivalente al peso del fluido desalojado». Marco Vitrubio, arquitecto romano, contaba que el rey Herón II dio oro a un orfebre para que le hiciera una corona de oro macizo, pero al sopesarla creyó notar que pesaba menos de lo que él habia calculado; desconfiando del joyero, le dijo a su pariente Arquímedes cómo lo podrían saber. Pidióle éste un tiempo para pensar. No le salía ninguna idea, hasta un día que se metió en una tina para bañarse, viendo cómo se salia el agua, eso le dio la idea y salió a la calle desnudo, gritando: «¡¡¡Eureka, eureka!!!». Hizo la prueba con la corona y observó que llevaba una aleación de plata y cobre. De este hombre copiaron Newton y Einstein, para hacer nuevos inventos. Murió Arquímedes a manos de un soldado, que le dio muerte por error… ¡Qué diferencia entre este joven y la generación actual, que ni estudia ni trabaja, «Ni-ni», pero «Sí-sí» a las drogas y el botellón!¿Qué legado dejarán para las venideras? ¡Ah!
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