«ENSAYO-error» (19-M: teoría de la conspiración, de un padre rebelde, contra la educación)

Manuel Bueno
Director de Colesterol Teatro

Echarse una buena siesta, inesperadamente, es un ensayo. Poner el despertador, será siempre un prosaico y repetible error. La vida, en sí misma, es puro ensayo. El error, es no dejarse llevar, no experimentar, no cambiar el paso, no arrojarse en los brazos de aquello que nos invita a perdernos en el desconocido bosquedal.
En el teatro, se ensaya para no errar: error!. El ensayo se hace para permitirte sentir la libertad de equivocarte, de improvisar una respuesta inesperada, diferente, sorprendente, incluso, para el que la pone de manifiesto.
En la vida, ensayamos para ser padres, amantes, vecinos y hasta sepultureros, si es preciso. Pero nos equivocamos siempre. Lo cual entra en el guión impertinente de los seres humanos. Solo que, si uno repite el mismo error sucesivas veces, habría que proponer borrarle de la categoría «sapiens» para anotarle en la de los idiotas. Sí, me has leído el pensamiento, después de esta sencilla premisa, podríamos deducir que la Humanidad está idiotizada en el 99% de su capacidad idiotizable.
El hombre (y la mujer) se estancó hace siglos (21, diría yo) en su propio error. Repite lo que no funciona y mira para otro lado, como si no fueran ellos mismos los que estuvieran allí presentes. Vamos, que no están. Y, tienen razón: no están!. ¿Cómo?, ¿cómo, que no están?. Nooo, …..no están!. Ah!, que no están porque permanecen en la siesta esa sin despertador de la que hablamos al comienzo….: ¡ENSAYO! (como en el rugby). Efectivamente, sí que están,…..pero ….. «dormidos», por eso ignoran casi todo. Me explico. Ese 99% de humanos (sí, idiotas, humanos idiotas), se les narcotizó tan pronto, que sus respuestas, desde entonces, ya no son suyas. Y, como no son suyas, son siempre las mismas.
Sigo. La socialización (educación programada) provee al «proyecto zombie» (mediante el condicionamiento palo-zanahoria) de una dosis tal de anestesia individual, destinada a reconvertir seres inteligentes (con capacidad de respuesta espontánea y natural) en tontos útiles que, siendo tantos ya, ni son útiles, ni tontos: ahora son, simplemente, parados. Y parados «per se», o sea, separados (alejados de toda esperanza, quiero decir).
Que no se ofenda nadie. Porque a todos nos suena esta canción que acabáis de escuchar. Pero, parece ser que no nos afecta, porque seguimos votando a esta clase política que procura que seamos ciegos, para no ver tanto robo y corrupción a nuestro alrededor, y sordos, para no oír a nuestro instinto gritar sobre cómo actuar libre y eficazmente contra estos programadores de mentes transmutables. ¿»Mareas verdes»?. ¿»Mareas blancas»?. La marea es acción: el océano se nutre de ellas. Nuestras «mareas» son reacción. Y esto solo significa que ANTES, hemos permitido que nos domestiquen, nos humillen, nos alienen (automaticen mentalmente, alejándonos de quien verdaderamente somos) y nos saqueen la vida. Nuestros bienes forman parte de nuestras vidas. Pero no son nuestras VIDAS.
Vosotros, padres y madres, dejad de transmitir órdenes (que ni siquiera son propias) a vuestros hijos y, a cambio, mostradles respeto y cuotas de responsabilidad, para que puedan crecer equilibradamente. Profesores «mareantes», no colaboréis con los programas de adoctrinamiento de las multinacionales económicas y religiosas, porque estaréis ayudando a producir seres castrados no inteligentes. Amantes del mundo, uníos!,…pero guardad la suficiente distancia que permita no olvidarse de quién cada uno es: alguien irrepetible, digno y libre. No dejéis que el poder, que el sexo nos regala, nos convierta en sumiso-dependientes y nos haga renunciar a descubrir, en el amor, algo mágico y trascendente. Sepultureros, quemad vuestros ataúdes y llenad de vida y esperanza a ese hombre inquieto que siempre hemos llevado dentro. Porque, el error, es humano. Pero, el ensayo, será siempre la prueba de que fuimos necesarios y capaces de existir (a pesar de todo).

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