Nicollò Machiavelli (1469-1527)
Con esta quinta crónica sobre temas de la conferencia de «La Política a través de los siglos» en el Ateneo de Torrevieja de 2013, pretendo presentar el salto cualitativo del Medievo a los tiempos modernos a través de la obra renacentista de Maquiavelo, debidamente presentada como la llegada del Humanismo moderno.
Nacido y difunto en Florencia, cuna del Renacimiento Europeo, su figura representa sus valores reales: Racionalidad y Libertad en su constante adaptación a los tiempos. Machiavelli no descendía de familia acaudalada, insisten sus historiadores, lo que le permitió la libertad de presentar a los hombres de estado de aquel tiempo, a quienes le tocó servir, arreciando desde dentro contra un sistema que no le permitió prosperar, por lo que su «maquiavelismo» expuesto al desnudo hace recordar la traición reciente del Snowden americano, ex-técnico de la CIA, que reveló secretos de estado.
Es difícil saber su modelo para el Príncipe renacentista. Sandro Rafaello había escogido a Cesare Borja, de quien presentó un retrato consumado de inteligencia y libertad. Es verdad que en «El Príncipe» de 1513 de Machiavelli aparece la figura de Fernando de Aragón con nombre propio, pero la prolijidad de los detalles no parecen aplicables al Rey Católico. Pero con ocasión de una de las conmemoraciones de la obra aparecieron algunas de sus citas que hacen estremecer: «De los seres humanos en general podría decirse que son ingratos, volubles, simulan lo que no son y disimulan lo que son, huyen del peligro y están ávidos de riquezas», que se salvan con otras mucho más positivas, pues consideran la política como un microcosmos y al Príncipe como su espejo. Lo que no se le puede atribuir es el dicho: «El fin justifica los medios» que aparece en algunos textos de historia.
HECHOS Y DICHOS
Hay que ser zorro para conocer las trampas y león para espantar a los lobos. Nicollò Machiavelli
PROVERBIO ARGENTINO
La política, como la medicina, no es una ciencia, es un arte.
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