Demografía y la marea que nos viene

Dentro del pandemónium mediático en el que vivimos, nos sobresalta casi todo lo que vemos, oímos y escuchamos, aunque gran parte lo demos por sabido. Busco por ello un poco de sosiego, y comento tranquilo la entrevista que tengo ante mis ojos.
Cambio de valores, invierno demográfico, pirámide poblacional, concienciación, reformas políticas, estudios, trabajos y casorios… ¿Sabían de la Fundación Renacimiento Demográfico? Yo tampoco. Pero esa entrevista a que aludo se la hacen a su director, D. Alejandro Macarrón, que analiza y pormenoriza el problema que tienen los países más desarrollados por su evidente baja tasa de natalidad, y que también nos afecta a los españoles.
Sabemos que los gobernantes descuidan mucho el largo plazo y no solo sobre este asunto, abocados cada dos por tres a reinventarse la propaganda electoral que toque, según el momento. Es el primer obstáculo. Luego apunta, aséptico, justo es decirlo, a la ideología dominante que minusvalora a la familia de siempre y su compromiso social. Que es sacrificio innegable de las dos personas que la fundan, pero que deben mirar hacia el fin primigenio de la procreación. Claro que debemos pensar en el derecho de la mujer al estudio y al trabajo. Pero es ahí, dice, cuando debieran espolearse políticas de ayuda para que, al optar por ser madres, no sufran menoscabo de ninguna índole. Y no sólo desde el aspecto económico tan descuidado en España, donde no se prima la gestación, aun habiendo subvenciones, bendita palabra, para todas las necesidades reales o inventadas. Habla de acortar los ciclos formativos- y no creo que se refiera a la última reforma universitaria de los grados que se anuncia-, con el fin de llegar al matrimonio antes y poder tener un hijo más. Las que quieran casarse y tener hijos, claro. Y es que Occidente, y nosotros somos Occidente, cada vez tiene más longevos y menos niños. Eso está ahí, lo dicen los libros, y es el principio de la decadencia que aboca a los pueblos a su declive existencial. Se cuarteará el Estado del bienestar… y hasta el Estado. Por último diré que habla de concienciación y del cambio de valores necesario, aunque ello sea tropezar con el pensamiento dominante antes citado, que lleva en su seno conceptos por lo menos controvertidos. Laicismo mal entendido, relativismo, y un progresismo falso con altísimas dosis de egoísmo que nos hace enemigos a todos, de nosotros mismos.
Y ahí está el tema, aunque también lo demos por sabido.
Y cuando te descuidas viene de nuevo el CIS con su sobresalto y nos pone la guinda.
¿Mareas y experimentos? ¡No!
Esta vez lo diré con nombres y cuantas veces sea necesario. Susana y Pedro, Pedro y Susana, como es vuestro turno y tenéis una E en vuestras siglas de partido, mutaros, pero de verdad, al partido socialdemócrata de izquierdas que España necesita.
Porque el socialdemócrata de derechas que nos manda ahora ya lo tenemos. Mirad como se está gastando todo lo que le deja el presupuesto… y más.

JortizrochE

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