Que se mueran los malos

Hace unos días recibí dos malas noticias, independientemene del accidente aéreo de ese pedazo de avión alemán en tierras francesas, relacionadas cruelmente con la muerte. Años atrás ya perdí al maestro Umbral -a quien tanto quise y quiero y a quien tanto debo-, aunque no su obra (por fortuna la tengo leída y en mi modesta biblioteca, que, dicho sea de paso, ha ido dando tumbos de aquí hasta el infinito y más allá); y ahora han caído como valientes el coloso humorista Pedro Reyes y el genial  personaje polifacético Moncho Alpuente, periodista de radio y prensa, guionista de televisión, cantautor de infatigable imaginación, autor de teatro, joder, y todo mezclado con una ingenio, una ironía, un sarcasmo, una vitalidad y una filosofía que bordeaba la acracia. Genial hasta el final, como siempre. Un «freelance» de lujo que, como siempre ocurre, cuando estuvo en horas bajas, lo siguió pasando fatal por falta de apoyos de aquellos que decían ser amigos. El caso es que me voy dando cuenta, con los años y las canas, de que se va muriendo antes de tiempo la gente buena, la buena gente, la gente que merece la pena estar aquí un rato más largo, la gente maja, y, sin embargo, ay, permanece entre nosotros la mala gente, la gente borde, aquellos mediocres que sólo piensan en hacer putadas y más putadas. Ojalá que nos vaya dejando con prontitud y aceleración máxima toda esa caterva de mala gente que empozoña los limpios ambientes.
En otro orden de cosas, como se utilizaba en la antigua jerga de la cosa periodística (ahora ya no sé  cómo va porque soy un «outsider» y me bato el cobre en otras trincheras mortecinas, lo cual tiene su punto, oiga), voy leyendo y viendo en las redes sociales e incluso en los diarios que uno de los temas estrella de estos días ha sido la contrata de las basuras. Incluso ha habido un pleno extraordinario para fiscalizar el asunto de la prórroga de dicha contrata. Las notas que he tomado dicen, aproximadamente, que el nuevo partido político «Sueña Torrevieja» está por la municipalización del servicio de basuras y limpieza viaria; los socialistas de la marca PSOE, y sobre todo su cabeza visible, Ángel Sáez, a quien tanto quiero en casi todos los sentidos, también está por hacer público total el servicio en el caso de que acceda a la Alcaldía; me imagino que Izquierda Unida apostará por lo mismo; de Ciudadanos no sé nada, porque tampoco conzoco quién será el cabeza de lista; los de UPyD andan muy liados y cabreados entre ellos; Podemos no sé si llegará; y al largo (en toda su acepción) de Domigo Soler con su maquinaria de Apetece a medio gas, también le he oído decir, con mucha sabiduría, que lo importante no es lo que cueste el servicio, sino que la ciudad debe estar bien limpia, en todos sus rincones. Ahí es donde le duele a la ciudadanía, lo importante es la verdadera limpieza y la imagen que podemos dar de esta ciudad que vive de la imagen en sí, y si al final podemos también ahorrarnos algunos milloncejos del ala, pues mejor que mejor. Pero hay que andar con pies de plomo, porque una municipalización tiene sus pros y contras. Como casi todo en la vida. Suerte y al toro.

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