El nuevo gobierno de Torrevieja ha cumplido 100 días. Ninguna sorpresa en las valoraciones: la del alcalde, muy positiva; la del PP, un suspenso rotundo; y, enmedio, la de C’s, un «aprobado con matices», que recuerda al «suficiente con deuda» de un famoso profesor torrevejense. Lo que no sabemos es si, como dicen algunos, la «deuda» la acabarán «pagando» tras las elecciones generales, y más después de los últimos movimientos internos.
Lo cierto es que, aunque en este periodo no haya dado tiempo a que se aprecie ningún cambio de calado en la ciudad, sí se ha hecho patente un gran cambio en la sociedad, de la que son fiel reflejo y amplificador las redes sociales (aunque muchas veces no lo tengamos en cuenta cuando las usamos). Dejando aparte entes anónimos de reciente creación, es curioso observar a determinadas personas que antes aplaudían y promovían la difusión de cualquier acontecimiento y ahora repentinamente parecen haber perdido el interés, personas que atribuyen éxitos de eventos que se han celebrado durante muchos años a los nuevos gobernantes, personas que han «subido el volumen» a la hora de hacer críticas, personas que ven mal lo que antes veían bien, otras que ven bien lo que antes veían mal o ignoraban, y otras que se cambian de chaqueta directamente… Éstas son las miserias, y grandezas, de esa libertad de expresión tan anhelada en otros tiempos, y que nos permite ver en momentos como éstos que lo difícil es mantenerse en el mismo sitio. Como algunos seguimos, ofreciendo toda la información sin interpretaciones ni sesgos, para que el lector saque sus propias conclusiones. Algo que no ha hecho recientemente cierto reportaje adesafortunado, por cierto. Pobre o no, cutre o no, la verdad es que Torrevieja es un enclave privilegiado por naturaleza del que muchos desean disfrutar. Prueba de ello, la llegada del primer crucero… y no será el último.
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